sábado, 22 de noviembre de 2008

PRESENTACION DEL BLOG

Presentación del BLOG:

En DOSVALAR estamos presentando una modalidad de ensayo que denomino "ensayo multimedia". Es un documento hipertextual que presenta, además de información, productos narrativos o poéticos, ligas de interés, música, videos y todas aquellas formas culturales que consideremos relevantes y relacionadas con el tema en cuestión.

En la música del blog, que puede escuchar mientras lee algunos de sus contenidos, hemos puesto dos canciones de una agrupación industrial neonazi alemana llamada Leibach que por cierto crea magníficas piezas musicales —ni modo—, después de todo, no creo que pueda concebirse algo más horroroso que el holocausto. El otro, Vojna Poem, como su nombre lo dice, es un poema de guerra. Nada más sombrío, más horrendo, más infecto, que la guerra.

Aquí las lyrics de esta bella y sordida canción y mi traducción al español.

Poema de Guerra (traducido del inglés)
Traducción Luis F. Gallardo

Vamos a dormir bajo el viento esta noche,
bajo el viento, que está riendo, violentamente,
y quizá las nubes, como hojas blancas,
serán nuestras únicas mantas.

Primero sobre las manos y las ropas,
después caerán gotas de lluvia.
En la noche de pantanosa claridad
Una garza gritará a lo lejos.


El más fuerte lavará nuestro rostro
y mojará nuestros labios con un trapo y la noche
con un cuchillo frío nos cortará pan negro.
Calificaremos nuestros pensamientos como ramas putrefactas,
hasta que un soleado amanecer caliente la tierra y nuestros corazones.

El corazón del bosque despertará con el sol
y la guerra comenzará su canción otra vez:
¡Hermano mío, no ocultes tu cara! ¡Es la guerra! ¡Es la guerra!

Vojna Poem
Original en Alemán.

Morda nam bodo oblaki- rjuhe edine odeje.

Pala na roke, obleke, prva, druga bo kaplja,
v noc cez mocvirno poseko zakricala bo caplja.

Trsi spiral bo lica, mocil nam usta s krpo,
noc nam bo z mrzlim nozem rezala crnega kruha.

Svoje misli tehtali bomo kot prhle veje,
dokler nam soncna zarja zemlje, src ne ogreje.

V soncu bo hosta zapela, hosta in pesem vojna:
Brat moj, ne skrivaj lica, danes je vojna, VOJNA!

War Poem
En inglés

We're going to sleep in the wind tonight,
in the wind, who is laughing, wildly,
and maybe the clouds, these white sheets,
will be our only blankets.

On hands and clothes the first,
then second drops of rain will fall.
In the night through the swampy clearing
a heron will cry out.

The stronger one will wash our faces
and moisten our lips with a rag and the night
with a cold knife will cut us black bread.

We will weigh up our thoughts like rotten branches,
until the sunny dawn warms the ground and our hearts.

The underwood will wake up in the sun and war
will begin its song again: Brother of mine,
Don't hide your face, today is war, it's WAR today!


Horror y satanismo: Mis primeros referentes

El primer relato de horror que leí, a los ocho o nueve años, se debió a un libro de la colección roja en pasta dura de Bruguera, que llevaba por título “Las mejores historias siniestras”, el cuento se llamaba “El ascensor que bajo al infierno” de Par Lagerkvist. Narra el encuentro de dos amantes —en su acepción de adulterio— que bajan ordinariamente en un ascensor, pero no logran descender en el piso correspondiente sino que siguen bajando y llegan al infierno. En su momento no entendí las implicaciones morales de aquel relato sino que me parecía divertida la idea de bajar en un ascensor al infierno y que este pareciera más bien un destino turístico.

El primer relato de horror que me dio miedo verdaderamente fue “La máscara de la muerte roja” de Edgar Allan Poe, leí su libro de relatos y novela, en la edición de Sepan Cuantos de Porrúa, en una temporada vacacional en Torreón Coahuila. Por cierto, considero que el cine no ha hecho justicia al gran autor norteamericano. La mejor adaptación a sus relatos probablemente sea otro relato, aquel que le dedica Ray Bradbury en las “Crónicas Marcianas” en “Usher II”.

En televisión considero mi serie predilecta la “Dimensión desconocida” o Twiligth Zone. A mi me tocó el revival de los ochenta. En cuanto al cine… No recuerdo cuál fue la primera película de horror que vi. Fue por televisión, eso seguro, y probablemente fue de vampiros y era mexicana. De hecho rascando en mi memoria, recuerdo a Mauricio Garcés actuando en tono solemne —¡es verdad, lo juro!— adquiriendo poderes vampirescos, escuchando hasta las pisadas de las arañas. Recuerdo también una película mexicana de mujeres lobo, algo sordida —aunque recuerden que era un niño. Pero definitivamente mis pesadillas cinematográficas nacieron con “La hora del Vampiro”, “Los muchachos perdidos” —esta me gusto muchísimo porque la vi en la edad de los protagonistas—, y “Hombre lobo americano en Londres”. Luego vino el ciclo satánico: “El exorcista”, que me perturbó muchísimo y sobre todo “La profecía”.

Porque si bien los vampiros y los hombres lobo no existen, el diablo es otro cantar… Según la educación ultracatólica que recibí y pasajes de la Biblia completos, existe el diablo, existen las posesiones satánicas, y se cierne sobre el mundo el peligro inminente de la llegada del “Anticristo”, el hijo de Satán. Eso para mi mentalidad infantil y juvenil era un peligro bastante real y me atormentaba terriblemente en una época en la que sufría pesadillas todas las noches. En muchas de ellas me enfrentaba al diablo, que tenía mil formas diferentes. Recuerdo una que me exaltó al grado de que desperté llorando y con el corazón agitado.

El diablo se iba apoderando del edificio en el que vivía en la colonia guerrero, un edificio de interés social, de ladrillo naranja, ubicado sobre el Eje Uno Norte, llamado Mosqueta, esquina con Lerdo. Uno a uno todos los vecinos de la Unidad, mis amigos, mis hermanos, mi papá y mi mamá, eran poseídos por el diablo y se confabulaban para que yo aceptara la posesión o para entregarme al principe del mal en sacrificio. Estaba ya en la cúspide del edificio rodeado de entes malignos, consistentes en personas poseídas que yo conocía y quería, y me enfrente al diablo de una sola manera: rezando. Con plegarias iba ganando la partida al diablo que no tenía más opción que replegarse, conquistaba de nuevo el corazón de mis familiares, amistades y vecinos, y luego de recobrados hacía que subieran a la azotea del edificio donde se encontraba el cielo, un cielo muy convencional. De nubes muy blancas y brillantes, esponjosas, donde resplandecían las alas de los ángeles, y todo ello entre los tinacos del edificio. De los muchísimos sueños y pesadillas que tuve en mi adolescencia solo conservo los más intensamente vividos, como éste. El tema de la posesión es un tema que me ocupaba y me preocupaba a grados que no pueden imaginar.

Otros habitantes de mis pesadillas eran los cartoons de la época. En un episodio de “Los Pitufos” que no se si recuerden, un pitufo es mordido en la cola por una entidad maligna, el pitufo mordido se ponía morado. Luego estos pitufos seguían mordiendo pitufos, hasta que al final de la caricatura no quedaba más que un pitufo azul: hasta Papa Pitufo había sido mordido. El último pitufo sano, tenía en sus manos la fórmula para liberar a los demás de la maligna “enfermedad”. Por supuesto, la fórmula tenía efecto y muy pronto todos los Pitufos eran de nuevo azules y bondadosos.

No se si recuerden pero corría el rumor por aquellos años en que la serie era muy exitosa, de que “Los Pitufos” eran diabólicos. En la primaria donde estudiaba contaban historias de niños cuyos muñequitos de peluche Pitufos habían devorado a sus infantiles propietarios, quedando solo manchas de sangre en sus habitaciones.

En fin, en materia de posesiones luego me tocaría ver las tres versiones de los "Usurpadores de cuerpos", magníficas películas las tres.

Por alguna razón relacionamos al éxito con el diablo. Esto ocurre también en todos aquellos grupos musicales y canciones exitosas que según dicen los rumores, si uno toca al revés contienen versos satánicos. Esto lo escuche de niño, de “Timbiriche” y de “Juan Gabriel”, sobre todo de su éxito “Querida”. También de la canción “Hotel California”, de un grupo que me gusta mucho “The Eagles”. Últimamente lo escuche de las canciones de Gloria Trevi. Debo aclarar que nunca tuve la oportunidad de escuchar estas canciones al revés, razón por la cuál moriré con la duda.

Ya en plena madurez debo confesar que no creo en el diablo. No creo en demonios, ni en espíritus malignos: no creo en el mal… fuera del hombre. El corazón del hombre puede ser horriblemente cruel, desalmado, malvado. Pero fuera del hombre no existe el mal.

Y quizá tampoco el bien.

No obstante mis relaciones con el satanismo no terminan ahí. Actualmente doy clases de cinematografía en el Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación, Campus Pedregal. Ahí tuve un grupo de alumnos que se aclamaban adoradores de Satanás. Es en serio. Desconozco las causas de fondo, por las cuales estos muchachos están convencidos de que el señor de los Avernos, es una especie de deidad. Quizá la música satánica tenga la culpa. El caso es que lejos de lo que pudieran imaginarse, estos muchachos son adolescentes ricachones, bastante buena onda, muy fresas también, razón por la cuál son apodados en la escuela “los fresatánicos”. Estos jóvenes han mostrado enorme talento para el medio audiovisual. Una de sus fotosecuencias narraba la historia de una muñeca inflable que no recuerdo si asesinaba a su pareja por hallarla fornicando o era asesinada por hallarse fornicando. Era muy divertido, y en los créditos finales estaba dedicada, ni más ni menos que al diablo. Esto provocó una carcajada en el auditorio. Aunque era cosa seria. En fin, a pesar de sus creencias estos muchachos parecen muy buenas personas.

Por último, el tercer episodio de “Un día más” de “The Amazing Spiderman”, un capítulo de rediseño del personaje, que afortunadamente va a dejar de escribir J. Michael Straczynski, nos viene con una de las decisiones más cuestionables que ha podido tomar Peter Parker: ha hecho un pacto con el diablo. ¡Dios mío! ¿A dónde vamos a llegar?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión y tu crítica es muy valiosa para mi, por favor tómate un momento para comentar.