miércoles, 4 de noviembre de 2015

El último churro de Entropía


El siguiente texto fue publicado en la Revista Electrónica "Payaso Procaz", fue el último artículo de mi columna "Entropía" y trata ni más ni menos que el tema de la Legalización. Es un texto esquizofrénico porque muestra mi visión al respecto, que es ambigüa, ya que por un lado estoy totalmente a favor de la legalización, de esa y de otras drogas, pero estoy en contra de su consumo. 

Así que propongo un firme activismo en contra del consumo de las drogas, aunque apoyo su legalización. Yo pienso que esto es perfectamente legítimo, pero mi mejor amigo me ha acusado de ultraderechista, panista, hijo de Fox, y etc. Es dificil mantener una postura así en la modernidad, he visto drogarse al 80 por ciento de mis amigos; en una de las escuelas en las que yo estudié yo era el único alumno que no fumaba marihuana. 

De ese gran total de amistades he tenido la desgracia de ver morir a dos por causa de las drogas. Y si fuera uno solo, para mí, ya es un costo muy alto. En mi texto me falto señalar que la marihuana tiene efectos positivos y terapeúticos cada vez más comprobados, son notables los textos que ha estado publicando a este respecto el psiquiatra y rector universitario Juan Ramón de la Fuente. Y con todo, el uso adictivo de esta droga también tiene fatales consecuencias. Pero en fin, cada quién su churro. Este artículo se publico en mayo de 2013. Así se veía: 



 

El último churro de Entropía

El problema de las drogas no es una cuestión moral. No es un problema de maldad y bondad. Ni las personas que usan drogas son malas, ni las personas que no las usan o que nunca las han usado, son almas de Dios. Socialmente es muy importante que desvinculemos el tema de las drogas de la valoración moral, de tal forma que veamos el problema como lo que es. Un asunto de salud. Con dos aristas diferentes, de salud pública y de salud personal. Que a veces puede ser meramente anecdótico, pero que otras, desafortunadamente puede tener un impacto profundo y definitivo en la vida de las personas.   Las drogas no son malas. Tampoco las personas que las usan. La adicción a las drogas sí. O sea la enfermedad, la farmacodependencia. ¿Quién es farmacodependiente y quién no? No lo sabemos. Para los que son adictos… basta una vez, un solo consumo, para arribar al abismo mortal de la drogadicción. Y por eso, pienso que es mejor no probarlas. Yo propongo un activismo contra el uso de las drogas. Pero también apoyo su legalización. Esto puede parecer contradictorio, pero no lo es.  

La amplia paleta de drogas legales  e ilegales que existen, ofrecen experiencias muy diversas. Algunas muy positivas. La cocaína por ejemplo mejora la fuerza y la energía vital, incrementa el intelecto, e inhibe los malos efectos del alcohol. Pero, como los opiáceos, es tremendamente adictiva. Y desde el punto de vista médico, brutalmente destructiva.  Se ha demostrado científicamente el grave deterioro de la capacidad sináptica del cerebro con el uso crónico. En la cocaína ese deterioro es muy visible, uno puede identificar sólo por su aspecto a una persona adicta a esta sustancia.

La marihuana, que es una droga más benigna que los opiáceos y que la cocaína, tiene tres veces más cancerígenos que el tabaco. Su uso intensivo y prolongado produce mucho más rápido que el tabaco, problemas muy graves de cáncer. Me gusta mucho poner de ejemplo al gran músico jamaicano Bob Marley. Un verdadero genio. Desafortunadamente, adicto a la marihuana. Murió a los 36 años, consumido por la metástasis cancerígena. La marihuana tiene además graves impactos negativos en la conducta: entorpece la atención y la concentración, y afecta la memoria. Todas capacidades que impactan el coeficiente intelectual. El uso prolongado de esta sustancia puede afectar estas capacidades de forma permanente. 

Resulta evidente que el abuso de las drogas, aún de las más benignas, aún de las que son legales, impacta negativamente la salud, con todas las consecuencias que esto conlleva.

Sería padrísimo contar con una droga que tenga todas las virtudes y que prescindiera de sus defectos. Pero no existe. Todavía no. Por el contrario, la ambición humana ha propiciado la creación de drogas químicas con efectos placenteros más poderosos, pero también mucho más destructivas. El crack o la piedra, como se conoce en el barrio mexicano, es un procesado de cocaína que propicia una experiencia sumamente placentera, con un poder adictivo devastador. En Estados Unidos la adicción al crack tuvo rasgos epidémicos en los años ochenta http://es.wikipedia.org/wiki/Epidemia_de_crack. 

Yo viví personalmente la destrucción de una buena amiga, por virtud de la piedra. Era hija de familia, tenía una buena plaza en Petróleos Mexicanos, tres hijos y la vida por delante. La primera vez que desapareció —dejando a sus hijos desamparados— fue encontrada en la merced, prostituyéndose para costear su adicción a las drogas. La segunda vez que desapareció anduvo viviendo de la mendicidad. Taloneaba, como se dice vulgarmente. Sacaba para su hotel, su comida —una al día— y su droga. Esta vez no la encontró su familia. La entregó su pareja callejera en una lamentable situación psiquiátrica. En situación de calle sufrió vejaciones indescriptibles. Pero eso era lo de menos. Estaba destruida psíquicamente, de forma irreparable. Mi amiga había desaparecido y lo que quedaba de ella, era un remedo de ser humano, una caricatura.

Una de las motivaciones que llevaron a mi amiga a las drogas fue su espíritu de rebelión. Consideramos a las drogas un mundo prohibido, y eso las hace más deseables de lo que debieran ser. Lo prohibido incita, emociona. Es experiencia humana común. Si queremos realizar una buena campaña contra el consumo de las drogas, lo primero que hay que hacer es quitarles esa imagen cultural. No hay de otra, hay que abolir la prohibición.

El prohibicionismo fomenta muchos vicios sociales nefastos, el tráfico y la violencia del tráfico, la constitución de poderosas mafias o aberrantes grupos delictivos, les da poder económico y por lo tanto poder corruptor; el prohibicionismo fomenta la falsa imagen de la droga como un elemento de rebeldía, un fenómeno contracultural que la vuelve deseable para los jóvenes e indeseable para los poderes autoritarios. Y ahí está: el motor de una nefasta valoración moral, socialmente establecida. Si la autoridad dice no. La rebeldía dice sí. Aunque sea autodestructivo.    

Los beneficios de la legalización son enormes. Además de abolir todos los vicios antes descritos, permitiría un mejor manejo del problema en términos sanitarios. De facto, al ser legal, podemos controlar mejor su distribución, por ejemplo inhibir su consumo en niños o jóvenes. Podemos darle una nueva imagen a las drogas, tal como hoy se hace con el tabaco y el alcohol. En fin. Las drogas deben legalizarse. Y por otro lado, mantener un intenso activismo contra el consumo de las drogas.

Imagino una campaña: “No las pruebes”, una campaña que demuestre que hay mejores experiencias en la vida que la que te puede brindar el uso de una droga. El deporte, el excursionismo, el arte, el amor. Porque siempre es mejor NO PROBARLAS. 

Este es el último churro de Entropía en el Payaso Procaz.

Todo lo que inicia termina, y lamentablemente la historia del Payaso Procaz concluye estos días.  

Agradezco muchísimo el espacio, el trabajo y el apoyo que me brindaron los espíritus mágicos del Payaso: Cecilia, Carlos y Leopoldo. Con su arte y liderazgo llevaron esta revista, y el blog Entropía, a muchísimos lectores. Agradezco infinitamente a mis tres lectores, su lealtad y sus buenas vibras. Si mejoramos un poquito su humor cotidiano y le provocamos algunas buenas vibras, cumplimos el objetivo. El BLOG ENTROPÍA no se va definitivamente, sólo suspende labores temporalmente. En próximos meses, en el BLOG DOSVALAR se dará a conocer el nuevo espacio de este BLOG.  Por lo tanto esto no es un adiós, sino un hasta pronto. Los quiero.

Entropía S. A. V. (Sociedad del Amor a la Vida)

Luis F. Gallardo León
 
23 Mayo 2013

* * *

Por cierto, muy pronto tendré nueva columna en otra revista digital.

jueves, 15 de octubre de 2015

CRITICA A CARMIN TROPICAL



Carmín Tropical: disolución de la memoria

Luis F. Gallardo 
15/Oct/2015

Mais la vie sépare ceux qui s'aiment,
Tout doucement, sans faire de bruit
Et la mer efface sur le sable
les pas des amants désunis.

Les feuilles mortes
Jacques Prévert

Estilo son los rasgos de lo específico en una obra, lo que le confiere identidad, y en el arte univocidad que la vuelve un objeto inherente a su autor, y al mismo tiempo a su época, y que le da valor.  

“Carmín tropical” de Rigoberto Pérezcano (2014) es una pieza exquisita de estilo. El cine contemporáneo tiende a desentenderse del guión como elemento significativo, y aún siendo importante lo desbordan sus valores cinematográficos propiamente dichos, la fotografía, la puesta en cámara, la puesta en escena. Por ejemplo “Upstream Color” (2013) de Shane Carrut es una delicia cinematográfica aunque no entendamos realmente lo que trata; “Boyhood” (2014) de Rickard Linklater es un reflejo de la vida, donde lo valioso es la mecánica experimental de narrar la vida en su propio tiempo; o esa “Gravedad” (2013) de Cuarón en un bellísimo ambiente espacial con el pretexto de un guión muy básico, minimalista.



En “Carmín tropical” los valores estéticos sobrepasan el interés que puede tener una trama noir minimalista y convencional. Aunque —hay que decirlo siempre— es otra película ejemplo vivo de la perennidad del film noir. Y de su eternidad.

El tono documental supera el modismo snob Reygadiano —lo que yo llamo el neorrealismo mexicano—  al abismarse en la realidad histórica, al testimoniarse a partir de vínculos familiares, sociales, que son memoria, que son tiempo (lo que por cierto ocurre también, de forma magistral en “Post Tenebras Lux” de Reygadas). Y tiempo además que se disuelve en la memoria. ¿Qué va a pasar con el recuerdo cuando desaparezca el que recuerda?

La película es un palimsesto estilístico: la estética del cine post dogma con su permanente cámara en mano casi testimonial, pero en un sincretismo cultural sin límites, esta enhebrada en la estética del Bókeh japonés, lograda soberbiamente por el fotógrafo Alejandro Cantú, y un diseño de producción obsesivo y sensible de Ivonne Fuentes. Así el desenfoque es metáfora visual de la irremediable melancolía de unos personajes que están a la deriva, que son náufragos de la vida destinados a la intrascendencia.

¿Qué significan esas fotografías personales sin la memoria del que les da valor vivencial? Sin el recuerdo son nada, ceniza, arena, viento. Eso reflexiona el personaje principal, pero eso también se replica en toda la película, es el eco de la idea filosófica que la estructura. Esos recuerdos se perderán al morir el que recuerda, como lágrimas entre la lluvia dice un diálogo inolvidable de una película que se abre también a la eternidad y a la trascendencia.

Y así queda la inevitable nada. El destino de estos personajes que al mismo tiempo somos nosotros también.

Como mexicanos, sujetos de la ‘historia’, estamos atados inevitablemente a las ruedas de occidente y a la ambivalencia cultural entre la melancolía moderna y el eterno cambio o metamorfosis —dixit Roger Bartra. Esta ambivalencia se expresa de forma pesimista en la película.

Si sumamos al estilo exquisito la complejidad de un contexto cultural juchiteca, zapoteca, en la figura del muxe, el homosexual culturalmente asimilado e integrado, podemos apenas dimensionar la magnitud de esta obra fílmica.  

Para mí fue muy emocional el momento en el que suena la melodía inmortal de Joseph Kosma y los versos de Jaques Prevert que Ives Montand inmortalizó: “…la vida separa a los amantes, suavemente, sin hacer ruido, y el mar borra sobre la arena sus pasos divididos”.

Que serán también nuestros pasos, un día. 

Porque eso hace "Carmín Tropical": nos delata.

lunes, 12 de octubre de 2015

LUIS BUÑUEL: EL SURREALISMO Y EL ABISMO HUMANO

La revista "Rúbrica" de Radio UNAM dedicó su último número a Luis Buñuel, y me hicieron el honor de invitarme a participar con un texto. En concreto agradezco al Jefe de Redacción Mister Héctor Zalik, otro más que digno egresado del CCC su invitación y por supuesto a don Carlos Narro, editor y a Oscar Gama Herrera, el Coordinador Editorial por haber aceptado esta modesta colaboración.

Mi colaboración versa sobre la conceptualización de  surrealismo en Buñuel, obviamente evito los infames lugares comunes que abominan el tema y trato de profundizar, según mi personal punto de vista. La revista también tiene un extraordinario texto del mítico cineclubero, documentalista, indigenista Carlos Narro, en el que hace antología de poemas escritos por Buñuel. Es un artículo sensacional.

Aquí pueden leer mi texto y la revista.

martes, 6 de octubre de 2015

PIRATA DE CLOSET

Ahora que fui al cine a ver "Everest" (Baltasar Kormákur, 2015), me llamó poderosamente la atención la campaña de CANACINE contra la piratería. Un montón de estrellas del cine y la televisión te piden que no descargues películas a tu compu. En uno de estos discursos, un artista de estos famosos de nombre Luis Ernesto Franco dice: "Así de fácil, si bajas películas cuando nadie te vea ¡Eres un pirata de closet!"


¿Cómo tendría que interpretarse esta frase? Si entiendo bien el subtexto, te están diciendo que si descargas películas a tu compu, eres gay. Y puesto que ser "pirata" o hacer "piratería" es "malo" o incluso criminal, están comparando este hecho ilícito con el hecho de ser "gay". O sea "ser pirata es como ser gay" y por tanto es una conducta indebida. El 'closet' es una referencia más que evidente a la comunidad gay. No sé si alguien lo había notado. 

Puedo entender que haya sujetos, amigos, o familiares incluso, que en la vida cotidiana hagan un uso sexista y discriminatorio del lenguaje, de forma coloquial. Pero que el lenguaje irresponsable de la discriminación esté en una campaña nacional, que aparece en todas las salas de cine antes de ver una película, a mí me parece totalmente inaceptable.    

¿Que tan grave es? Yo ceo que es muy grave. Hay un montón de textos en la red sobre lenguaje y discriminación. En un texto de Mercedes Bengoechea Bartolomé, Profesora Titular de Sociolingüística y Decana de la Facultad de  Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá de Henares, se puede leer: 

"...el lenguaje refleja y, muy especialmente, ayuda a construir nuestra concepción del mundo y la realidad. Es decir, los términos, las frases y el lenguaje que la gente usamos para describir la realidad, las cosas y las personas organizan nuestra estructura interpretativa de las mismas. El lenguaj juega un papel esencial a la hora de construir la visión de la realidad..."

Y más adelante 

"El lenguaje no sólo crea realidades. Es también la herramienta fundamental  para delimitar y construir la identidad social de los seres humanos. Nuestra identidad se construye mediante el nombre que la sociedad nos asigna, mediante la utilización de ese nombre por las gentes de nuestro alrededor, y mediante lo que se dice (o no se dice) del grupo del que formamos parte; dicho de otra forma, a través del lenguaje: cómo se nos llama y cómo se nos ignora (no hay mayor desprecio que no hacer aprecio, según la sabiduría popular), cómo se habla de nosotras y nosotros, cómo se nos ve, cómo nos presentamos en público y en privado, cómo nos explicamos y se explican nuestros actos,  cómo se nos interpreta."

"De todo lo anterior se pueden deducir dos hechos: el primero, que la realidad siempre puede ser nombrada desde más de una perspectiva, y el segundo, que el lenguaje utilizado para nombrar la realidad y a los seres humanos condicionará la imagen de esa realidad y de esos seres humanos que transmitiremos. Estos dos hechos son bien conocidos por la clase política, por la propiedad de los medios, por el mercado, por publicistas, por las personas que se ocupan de crear opinión..., quienes luchan denodadamente por controlar el lenguaje utilizado en periódicos, radio y cadenas de televisión. En ese sentido, y sirva la redundancia, los grandes poderes son plenamente conscientes del poder del lenguaje para influir en nuestras mentes: en nuestra conceptualización del mundo, en nuestras opiniones, en nuestra visión de lo que es real, de lo que es correcto, de cómo deben ser las cosas y, muy especialmente, de quiénes son las personas que merecen respeto o admiración y quiénes no merecen ni lo uno ni lo otro."

Aquí pueden leer el texto completo: http://bit.ly/1OW9CH9 

Y en el comercial de CANACINE los "piratas de closet" no merecen respeto ni admiración.

Hay una institución pública nacional creada con el fin de combatir la discriminación, se llama CONAPRED, y se puede leer en su portal Web http://www.conapred.org.mx  lo siguiente: "La discriminación es una práctica cotidiana que consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona o grupo, que a veces no percibimos..." Por lo visto no perciben muchas cosas. 



jueves, 24 de septiembre de 2015

CRITICA A EL INCIDENTE



EL INCIDENTE ES EL INCIDENTE

Donde argumento porque “El Incidente” película de Isaac Ezban me parece una pieza maestra de nuestro tiempo. 




No habrá nunca una puerta. Estás adentro
Y el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro ni secreto centro.
No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro,
que tercamente se bifurca en otro,
tendrá fin. Es de hierro tu destino…

Jorge Luis Borges
Laberinto (fragmento)

Tres días después del estreno de “Niños del hombre” (Children of men, Alfonso Cuaron, 2006) un buen amigo egresado del CCC, me comentó que un amigo le había hecho el siguiente comentario, cito textual: “Es una de esas películas que se basan en una mamada, desarrollan esa m… y hacen una película”. Por supuesto, el comentario era despectivo y mi amigo fue contundente en afirmar que no iba a ir a ver la película porque coincidía con su amigo y no le gustaban ‘ese tipo de historias’. Se la perdió.

Discutimos porque a mí me gustan mucho —muchísimo— ‘ese tipo de historias’. Son narraciones de caso, así las llamaba mi maestro Enrique Anderson Imbert. Los cuentos de caso en realidad pueden ser muy interesantes, las películas también. El caso difiere de otras formas narrativas breves, por su carácter hipotético. La hipótesis puede ser realista o fantástica, pero siempre es una anormalidad. La realidad está llena de anormalidades, pero la fantasía humana es capaz de innovar muchísimas más. 

“Es una coyuntura o situación de dificultosa salida. Los juristas entienden por caso fortuito un suceso inopinado, imprevisible o inevitable. Los teólogos entienden por “caso de conciencia” un conflicto moral sobre el que sólo una alta autoridad puede dictaminar. (…)El caso es lo que queda cuando se quitan accesorios a la exposición de una ocurrencia ordinaria o extraordinaria, natural o sobrenatural.” (Teoría y técnica del cuento. Buenos Aires, Marymar, 1979)  

La mayoría de los brevísimos cuentos de Borges son casos fantásticos, qué pasaría si alguien tuviera una memoria anormal y fuera capaz de recordarlo todo “Funes el memorioso”; que pasaría si existiera un punto en el espacio tiempo donde uno pudiera conocerlo todo “El Aleph”. Fue el género favorito del mismo Anderson Imbert, ahí está “El leve Pedro” un tipo ligero como una pluma ¿Podría vivir usted una vida normal si pesara lo mismo que una pluma? 

Los casos abundan en la literatura universal. Cierta mañana al sentarse a desayunar un barbero se encuentra una nariz en su pan, “La nariz” de Nicolái Gógol. “El Perfume” de Patrick Süskind se basa en el caso de un hombre que tiene un sentido del olfato fuera de lo común. Rip Van Winkle de Washington Irving se queda dormido durante 20 años. Cuando se duerme es inglés, cuando despierta ya es norteamericano. Me encanta un cuento de Joseph Payne Brennan llamado Levitación, donde un hipnotista hipnotiza a un bully y le ordena a realizar algo asombroso y muy riesgoso si no se detiene a tiempo, pero antes de deshipnotizarlo el hipnotizador muere. ¿Se imaginan? ¿Qué pasaría si un hipnotista te transforma en cerdo y luego muere sin enmendar su hipnosis?  Tsss. Cervantes tiene su “Licenciado Vidriera” ¿Qué pasaría si un hombre se creyera de cristal? En la bella novela de Frank Baum, “El mago de Oz” tenemos un reino de cristal completo.  

Recuerdan este: Cuando despertó se encontró transformado en un inmundo bicho… ¿Qué pasaría si al despertar fueran una enorme cucaracha? Eso pasa en “La matamorfosis” de Franz Kafka. Es un caso.  En fin. Creo que queda claro qué es un caso.

¿Y en el cine? Los ejemplos son innumerables. En “Amor en colores” (Pleasantville, Gary Ross, 1998) nos narra lo que pasaría si alguno de nosotros, de esta realidad, repentinamente invadiéramos un mundo acartonado como el de un ridículo y ultraconservador sitcom de los años cincuenta. Bellísima película. En “El increíble hombre menguante” de Jack Arnold, con guión de Richard Matheson (mejor conocido por su Best Seller “Soy Leyenda”) un hombre comienza a empequeñecer infinitamente. Recuerdo esta película intensamente.



En “El curioso caso de Benjamin Button” —que lleva el concepto de caso en su mismo título— el extraordinario relato de Francis Scott Fitzgerald llevado a la pantalla por David Fincher (2008) un hombre nace anciano y conforme su vida avanza va rejuveneciendo, hasta ser un niño, bebé, etc. Similar al fabuloso relato del cubano Alejo Carpentier “Viaje a la semilla”. En el asombroso cortometraje “Rebeca a estas alturas” (2003) de Luciana Jauffred Gorostiza, una mujer comienza a tener severos problemas de peso que va a ir aumentando exponencialmente hasta que la mujer retiemble en su centro la tierra https://vimeo.com/32933054. La obra maestra de Buñuel “El Ángel exterminador” es un caso: ¿Qué pasaría si un grupo de hombres no pueden abandonar una habitación?

Otra bellísima película que recuerdo también intensamente se llama “Hechizo del tiempo” (Groundhog Day, Harold Ramis, 1993) donde nos muestra lo que le pasaría a un hombre –Phil, magistralmente interpretado por Bill Murray— si quedará atrapado en un mismo día. Sin importar lo que haga, despierta siempre en un mismo día. Esta es una historia de laberinto temporal, del cual Phil no encuentra salida. 


Y este tipo de estructura de laberinto sin salida se encuentra también en “El Incidente” de Isaac Ezban (2015). Es una fascinante película de caso, sinónimo de incidente, que “puede connotar peligro, lance, cambio, emergencia, infortunio, fracaso, muerte.” (Imbert, ibídem), en la cual los personajes resultan encerrados en un laberinto espaciotemporal sin aparente solución. Es una película mexicana de guión: ¡Por fin! Qué se atreve a salir del marasmo neorrealista que parece bastante agotado. 



Destacan las actuaciones de Humberto Busto, Hernán Mendoza y de la siempre genial Nailea Norvind — en plan verdaderamente estelar, luminaria que ya ha dejado papeles memorables en el cine nacional como su Nina en “La otra familia”—, aunque el resto del reparto es un tanto más irregular. 


La película tiene un final interesante y deja al espectador un tanto desquiciado, con una sensación reflexiva en torno a su propio espacio tiempo.

Tras los créditos aparece una imagen metafórica de la película, la del hámster liberado de su rueda, del ciclo eterno. Quizá el incidente no es más que una metáfora de nuestra propia vida humana, que no es más que un laberinto espacio temporal infinito.



“El Incidente” me parece una obra maestra de nuestro tiempo. Una película que demuestra mi idea obsesiva de que en cada época, en cada año, sin importar cuán mal este nuestro cine a nivel económico, social, político, institucional, se puede encontrar una buena película. No puede perderse la oportunidad de ver una cinta mexicana de esa categoría. Una película que es en sí un incidente. 

Y sí, puede que los casos —aún las grandes obras maestras que se han citado abundantemente— no sean más que una mamada. Pero tanto para hombres como para mujeres de todas señales y sinos no hay nada más placentero que una buena m…  ¿O no?

Adenda:  

Yo encuentro fascinantes las historias de laberinto




En “El Resplandor” (1980) de Stanley Kubrick el laberinto físico es como una metáfora del laberinto mental del personaje principal, del cuál es su propio minotauro. 

El laberinto feérico de “Laberinto” (1986) la guiñolesca película del genial Jim Henson, con actuación y música de David Bowie. 

Los laberintos de la supervivencia con sus propios minotauros: Alien 3 (David Fincher, 1992); El laberinto del Fauno (Guillermo del Toro, 2006); la interesante saga “Maze Runner” (Wes Ball, 2014/2015) que me recuerda muchísimo el estupendo libro de Algis Budrys “El laberinto lunar”, aunque este se centra más en la relación del Ser Humano con la muerte; la asfixiante “El Cubo” (Vicenzo Natali, 1998). 

También tenemos películas con laberintos sociales como “Cadena perpetua” de Arturo Ripstein; o el emocionante thriller “Sin Salida” (No way out, Roger Donaldson, 1987). 

Los laberintos virtuales, que ya existían en la narrativa de Phil K. Dick pero que puso de moda el “Neuromancer” de William Gibson y su cultura cyberpunk: ¿Estamos en la realidad o en la imaginación de los personajes? Total Recall (Paul Verhoeven, 1990); Nirvana (Gabriele Salvatores, 1997); Matrix, (hermanos Wachowsky, 1999). 

Los laberintos mentales: estamos perdidos definitivamente dentro de la mente de los personajes: “El origen” (Christopher Nolan, 2010); “Sucker Punch” (Zack Snyder, 2011). 

Y un largo etcétera. Porque la vida es laberinto cuya única puerta es la muerte: ergo el infinito.