jueves, 24 de septiembre de 2015

CRITICA A EL INCIDENTE



EL INCIDENTE ES EL INCIDENTE

Donde argumento porque “El Incidente” película de Isaac Ezban me parece una pieza maestra de nuestro tiempo. 




No habrá nunca una puerta. Estás adentro
Y el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro ni secreto centro.
No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro,
que tercamente se bifurca en otro,
tendrá fin. Es de hierro tu destino…

Jorge Luis Borges
Laberinto (fragmento)

Tres días después del estreno de “Niños del hombre” (Children of men, Alfonso Cuaron, 2006) un buen amigo egresado del CCC, me comentó que un amigo le había hecho el siguiente comentario, cito textual: “Es una de esas películas que se basan en una mamada, desarrollan esa m… y hacen una película”. Por supuesto, el comentario era despectivo y mi amigo fue contundente en afirmar que no iba a ir a ver la película porque coincidía con su amigo y no le gustaban ‘ese tipo de historias’. Se la perdió.

Discutimos porque a mí me gustan mucho —muchísimo— ‘ese tipo de historias’. Son narraciones de caso, así las llamaba mi maestro Enrique Anderson Imbert. Los cuentos de caso en realidad pueden ser muy interesantes, las películas también. El caso difiere de otras formas narrativas breves, por su carácter hipotético. La hipótesis puede ser realista o fantástica, pero siempre es una anormalidad. La realidad está llena de anormalidades, pero la fantasía humana es capaz de innovar muchísimas más. 

“Es una coyuntura o situación de dificultosa salida. Los juristas entienden por caso fortuito un suceso inopinado, imprevisible o inevitable. Los teólogos entienden por “caso de conciencia” un conflicto moral sobre el que sólo una alta autoridad puede dictaminar. (…)El caso es lo que queda cuando se quitan accesorios a la exposición de una ocurrencia ordinaria o extraordinaria, natural o sobrenatural.” (Teoría y técnica del cuento. Buenos Aires, Marymar, 1979)  

La mayoría de los brevísimos cuentos de Borges son casos fantásticos, qué pasaría si alguien tuviera una memoria anormal y fuera capaz de recordarlo todo “Funes el memorioso”; que pasaría si existiera un punto en el espacio tiempo donde uno pudiera conocerlo todo “El Aleph”. Fue el género favorito del mismo Anderson Imbert, ahí está “El leve Pedro” un tipo ligero como una pluma ¿Podría vivir usted una vida normal si pesara lo mismo que una pluma? 

Los casos abundan en la literatura universal. Cierta mañana al sentarse a desayunar un barbero se encuentra una nariz en su pan, “La nariz” de Nicolái Gógol. “El Perfume” de Patrick Süskind se basa en el caso de un hombre que tiene un sentido del olfato fuera de lo común. Rip Van Winkle de Washington Irving se queda dormido durante 20 años. Cuando se duerme es inglés, cuando despierta ya es norteamericano. Me encanta un cuento de Joseph Payne Brennan llamado Levitación, donde un hipnotista hipnotiza a un bully y le ordena a realizar algo asombroso y muy riesgoso si no se detiene a tiempo, pero antes de deshipnotizarlo el hipnotizador muere. ¿Se imaginan? ¿Qué pasaría si un hipnotista te transforma en cerdo y luego muere sin enmendar su hipnosis?  Tsss. Cervantes tiene su “Licenciado Vidriera” ¿Qué pasaría si un hombre se creyera de cristal? En la bella novela de Frank Baum, “El mago de Oz” tenemos un reino de cristal completo.  

Recuerdan este: Cuando despertó se encontró transformado en un inmundo bicho… ¿Qué pasaría si al despertar fueran una enorme cucaracha? Eso pasa en “La matamorfosis” de Franz Kafka. Es un caso.  En fin. Creo que queda claro qué es un caso.

¿Y en el cine? Los ejemplos son innumerables. En “Amor en colores” (Pleasantville, Gary Ross, 1998) nos narra lo que pasaría si alguno de nosotros, de esta realidad, repentinamente invadiéramos un mundo acartonado como el de un ridículo y ultraconservador sitcom de los años cincuenta. Bellísima película. En “El increíble hombre menguante” de Jack Arnold, con guión de Richard Matheson (mejor conocido por su Best Seller “Soy Leyenda”) un hombre comienza a empequeñecer infinitamente. Recuerdo esta película intensamente.



En “El curioso caso de Benjamin Button” —que lleva el concepto de caso en su mismo título— el extraordinario relato de Francis Scott Fitzgerald llevado a la pantalla por David Fincher (2008) un hombre nace anciano y conforme su vida avanza va rejuveneciendo, hasta ser un niño, bebé, etc. Similar al fabuloso relato del cubano Alejo Carpentier “Viaje a la semilla”. En el asombroso cortometraje “Rebeca a estas alturas” (2003) de Luciana Jauffred Gorostiza, una mujer comienza a tener severos problemas de peso que va a ir aumentando exponencialmente hasta que la mujer retiemble en su centro la tierra https://vimeo.com/32933054. La obra maestra de Buñuel “El Ángel exterminador” es un caso: ¿Qué pasaría si un grupo de hombres no pueden abandonar una habitación?

Otra bellísima película que recuerdo también intensamente se llama “Hechizo del tiempo” (Groundhog Day, Harold Ramis, 1993) donde nos muestra lo que le pasaría a un hombre –Phil, magistralmente interpretado por Bill Murray— si quedará atrapado en un mismo día. Sin importar lo que haga, despierta siempre en un mismo día. Esta es una historia de laberinto temporal, del cual Phil no encuentra salida. 


Y este tipo de estructura de laberinto sin salida se encuentra también en “El Incidente” de Isaac Ezban (2015). Es una fascinante película de caso, sinónimo de incidente, que “puede connotar peligro, lance, cambio, emergencia, infortunio, fracaso, muerte.” (Imbert, ibídem), en la cual los personajes resultan encerrados en un laberinto espaciotemporal sin aparente solución. Es una película mexicana de guión: ¡Por fin! Qué se atreve a salir del marasmo neorrealista que parece bastante agotado. 



Destacan las actuaciones de Humberto Busto, Hernán Mendoza y de la siempre genial Nailea Norvind — en plan verdaderamente estelar, luminaria que ya ha dejado papeles memorables en el cine nacional como su Nina en “La otra familia”—, aunque el resto del reparto es un tanto más irregular. 


La película tiene un final interesante y deja al espectador un tanto desquiciado, con una sensación reflexiva en torno a su propio espacio tiempo.

Tras los créditos aparece una imagen metafórica de la película, la del hámster liberado de su rueda, del ciclo eterno. Quizá el incidente no es más que una metáfora de nuestra propia vida humana, que no es más que un laberinto espacio temporal infinito.



“El Incidente” me parece una obra maestra de nuestro tiempo. Una película que demuestra mi idea obsesiva de que en cada época, en cada año, sin importar cuán mal este nuestro cine a nivel económico, social, político, institucional, se puede encontrar una buena película. No puede perderse la oportunidad de ver una cinta mexicana de esa categoría. Una película que es en sí un incidente. 

Y sí, puede que los casos —aún las grandes obras maestras que se han citado abundantemente— no sean más que una mamada. Pero tanto para hombres como para mujeres de todas señales y sinos no hay nada más placentero que una buena m…  ¿O no?

Adenda:  

Yo encuentro fascinantes las historias de laberinto




En “El Resplandor” (1980) de Stanley Kubrick el laberinto físico es como una metáfora del laberinto mental del personaje principal, del cuál es su propio minotauro. 

El laberinto feérico de “Laberinto” (1986) la guiñolesca película del genial Jim Henson, con actuación y música de David Bowie. 

Los laberintos de la supervivencia con sus propios minotauros: Alien 3 (David Fincher, 1992); El laberinto del Fauno (Guillermo del Toro, 2006); la interesante saga “Maze Runner” (Wes Ball, 2014/2015) que me recuerda muchísimo el estupendo libro de Algis Budrys “El laberinto lunar”, aunque este se centra más en la relación del Ser Humano con la muerte; la asfixiante “El Cubo” (Vicenzo Natali, 1998). 

También tenemos películas con laberintos sociales como “Cadena perpetua” de Arturo Ripstein; o el emocionante thriller “Sin Salida” (No way out, Roger Donaldson, 1987). 

Los laberintos virtuales, que ya existían en la narrativa de Phil K. Dick pero que puso de moda el “Neuromancer” de William Gibson y su cultura cyberpunk: ¿Estamos en la realidad o en la imaginación de los personajes? Total Recall (Paul Verhoeven, 1990); Nirvana (Gabriele Salvatores, 1997); Matrix, (hermanos Wachowsky, 1999). 

Los laberintos mentales: estamos perdidos definitivamente dentro de la mente de los personajes: “El origen” (Christopher Nolan, 2010); “Sucker Punch” (Zack Snyder, 2011). 

Y un largo etcétera. Porque la vida es laberinto cuya única puerta es la muerte: ergo el infinito.