miércoles, 29 de abril de 2015

LA IMPORTANCIA DEL ARIEL Y DE LA AMACC

LA IMPORTANCIA DEL ARIEL … Y  DE LA AMACC



                                                                    La AMACC actual

Es común escuchar en medios electrónicos el menosprecio o el ninguneo de los premios Ariel: Que si el premio sirve para dos cosas… para nada y para lo mismo. Cuando inicié mi camino en el mundo del cine, este menosprecio me desconcertaba, porque todos aquellos conocidos míos que lo habían ganado, lo valoraban y lo apreciaban enormemente.


                                                        Revista "Acierto" Julio de 1984

Además me di cuenta muy pronto que no daba lo mismo ganarlo, que no ganarlo. Tenía un enorme valor no solo por el hecho de haber sido el más votado por los colegas Académicos sino porque abría puertas. Definitivamente.  Ganar un Ariel significo un buen impulso para amigos y conocidos míos en la continuidad de sus carreras, algunas espléndidas. Obviamente esto no es cierto sólo para los Arieles, es cierto para cualquier premio cultural o artístico.

Voy a poner un ejemplo de cuatro generaciones de cuatro épocas diferentes: lo ganaron Ernesto Contreras, Flavio González Mello, Juan Antonio de la Riva y Marcela Fernández Violante.

Ernesto Contreras los ganó por “Los no invitados” de 2004, su tesis del CUEC.  Flavio González Mello lo ganó por “Domingo Siete” de 1996, su tesis del CUEC; Juan Antonio de la Riva lo ganó por “Polvo vencedor del Sol” de 1980 su tesis del CCC; y Marcela Fernández Violante lo ganó por su corto documental “Frida Kahlo” de 1972.

Pero Ernesto Contreras había ganado el Mayahuel del Festival de Guadalajara a mejor Cortometraje por “Ondas Hertzianas” en 1999; Marcela Fernández Violante había ganado la Diosa de Plata a mejor cortometraje de ficción por “Azul” en 1967; y Juan Antonio de la Riva había ganado el Premio a Mejor Cortometraje de Ficción por el Festival Internacional de Cine de Lille en Francia en 1979 con “Polvo vencedor del Sol” .  

Quizá sin estos premios ni Ernesto Contreras ni Marcela Fernández, ni Juan Antonio de la Riva hubieran filmado los siguientes cortos ganadores, Estoy seguro que ellos valoran muchísimo estos Arieles, y que también valoraron el momento en que los conquistaron, y que las preseas no han terminado en el bote de la basura. Basta ver como habla el dramaturgo Flavio González Mello de su Ariel y del momento en que lo ganó http://www.conaculta.gob.mx/detalle-nota/?id=11911 

Pero no es un asunto de Hoja de Vida. La importancia social de los Arieles, y de los premios culturales y artísticos, es evidente. Impulsa, alienta, reconoce, distingue el trabajo del gremio nacional, tanto de técnicos como de artistas. Son los reconocimientos de NUESTRO CINE, del CINE MEXICANO. Quizá los más importantes, sin detrimento de los otros muchos que existen, algunos con tanta tradición como las Diosas de Plata de PECIME, o el extinto Heraldo de México, o de reciente acuñación como los Premios CANACINE o los PREMIOS PLATINO, evidentemente todos con su valor y legitimidad.    

Pero vuelvo al punto: ¿De dónde viene ese menosprecio a los Arieles? Menosprecio que antes me desconcertaba y que ahora me entristece. 

Proviene quizá del mismo menosprecio que el público siente por el cine mexicano en general. Y los conductores y locutores de medios y programas de espectáculos, son público, y están sujetos a los mismos prejuicios.

Esto por un lado. Otra causa es el desgaste que año con año sufren los premios por su propia naturaleza. Premiar es elegir, y elegir es exaltar una película en detrimento de otras. Este desgaste es muy corrosivo y ha afectado a la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) a todo lo largo de su inestable historia.    

Conozco bien esa historia porque tuve la oportunidad de realizar una investigación sobre la historia de la AMACC y de sus Arieles, y de escribir un guión que muy pronto tendrá forma de programa y estará en la pantalla chica. 

Esta investigación me llevó a descubrir que los problemas que ha tenido la institución a lo largo del tiempo son siempre los mismos. Estos problemas reaparecen cíclicamente y se reducen básicamente a dos:

1) El cuestionamiento de la película ganadora, casi siempre bajo la acusación de que dicha película fue favorecida por razones mafiosas o por intereses particulares de la organización del premio, y no por su calidad.

                                                        "El Heraldo" Noviembre de 1984

2) Cuando la crítica especializada supone que no se consideró en las ternas alguna película que suponen tendría mayores méritos estéticos que las que compiten y ganan, por motivos mafiosos.

Aunque estas acusaciones nunca han tenido asideros en la realidad, han propiciado a lo largo del tiempo la revisión, ajuste y elaboración de nuevas reglamentaciones en los mecanismos de selección de las nominaciones y de elección de ganadores. Pero también, algunas veces han representado momentos cismáticos para la Academia.

El primer gran escándalo se dio en 1955 cuando ganó el Ariel de Oro “Los Fernández de Peralvillo” de Alejandro Galindo, un clásico Nacional. Pero la premiación causó gran molestia por parte de uno de los miembros fundadores de la Academia, la Asociación de Productores, ya que fue una película producida y elaborada por el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica. Fue un reclamo clasista. A los productores les parecía injusto ser los motores de la industria nacional —según consideraban— y ver como se llevaban las palmas los trabajadores. El conflicto derivo en la escisión definitiva de la Academia, con el retiro de los periodistas y el consiguiente surgimiento de las Diosas de Plata de PECIME (Periodistas Cinematográficos de México); y el retiro de la Asociación de Productores. Lo que derivó en la extinción definitiva de la Academia en su primera etapa, en 1958.

La refundación de la Academia se debió a Luis Echeverría Álvarez en 1972. Para evitar la acusación de mafia que se premia a sí misma, que tanto daño le hizo a la AMACC en su primera etapa, en cada premiación se elegía a un nuevo comité organizador de los Arieles, y esto duró muchísimo años. 

Con todo y nuevo sistema, el segundo gran escándalo de los Arieles se da en 1989, cuando gana la presea “Esperanza” de Sergio Olhovich. El problema es que Olhovich era miembro del comité organizador, y elector. ¡Juez y parte! Evidentemente esto derivó en un cambio en la normatividad de tal forma que esto no pudiera volver a pasar. Es cierto que Olhovich no ganó solo con su propio voto. Pero como miembro del comité organizador, pudo tener una injerencia indeseable sobre sus colegas. Haya ocurrido o no, la simple sospecha ensucia este premio. Pero este penoso caso es excepcional y único en la historia del Ariel.  

Es visible para cualquiera que se meta a los diarios viejos a revisar la historia de la AMACC que los comités organizadores de los Arieles a lo largo de la historia SIEMPRE ACTUARON DE BUENA FE. Basta leer en cada momento escandaloso los argumentos defensivos de los miembros de la AMACC, con razones válidas y legítimas que explican los resultados. Además la circunstancia específica de cada premiación abarca problemas y complejidades inesperados, de difícil solución para cualquier comité organizador. 

Una excelente anécdota que puede ilustrar la complejidad de estas decisiones se dio en la la AMACC recién fundada en 1945. En la decisiva votación para Mejor Actuación Masculina se presentó un rotundo empate entre David Silva y su “Campeón sin Corona” y Pedro Armendáriz y su “Enamorada”. El director de la Academia en ese momento era Don Fernando Soler tomó una decisión controvertida: le dio el premio a David Silva, y le inventó una categoría a Pedro Armendáriz, por la "Actuación más Mexicana". Y más tarde cuando se voto mejor película ocurrió lo mismo: “Enamorada” gano el Ariel de Oro, y “Campeón sin Corona” una categoría llamada "La película más Mexicana". Nadie quedo contento con esta solución. Cuando esto ocurre hoy en día, se declara empate, se declaran a ambos ganadores y se entregan dos preseas. Pero Don Fernando Soler no tenía esos antecedentes.  

                                                                     "Esto" 1945

Probablemente una de las crisis más complejas se vivió en 1991, cuando resultó ganadora la película “Rojo Amanecer” de Jorge Fons. Evidentemente una película importante, por su tema;  con gran calidad cinematográfica, evidente; con méritos sobrados para ganar un Ariel y otros premios del ramo.

Pero tuvo la oposición de una campaña de prensa inédita en la historia de la AMACC y de los Arieles. Ya que en aquella ceremonia no figuro “Cabeza de Vaca” de Nicolás Echeverría, con guión de Guillermo Sheridan. Una película meritoria por supuesto, pero que no fue seleccionada por los electores del Comité Organizador de aquel año. A los electores simplemente no les convenció.

De aquella época leí artículos terriblemente críticos y rijosos en contra de la AMACC y de los Arieles, por parte de verdaderas instituciones de la crítica nacional como Tomás Pérez Turrent y Nelson Carro, entre otros. Como sabemos la élite cultural a la que pertenece Guillermo Sheridan pisaba —y pisa todavía— muy fuerte. A la distancia parece aquello más bien un pleito en la elite cultural.

                                                           "El Universal" Marzo de 1991

                                                                     "Tiempo Libre"1991

Este conflicto de fuerzas internas y externas se recrudeció los siguientes años hasta volverse insostenible. La acusación principal, era que los comités organizadores fueron conformados cada vez más por funcionarios del gobierno —NPI del cine— y productores con intereses creados. Se dijo que las películas premiadas tenían un perfil comercial, quedando a la orilla las producciones artísticas. Este pleito alcanzó su clímax cuando ganó en 1997 la película de Rafael Montero “Cilantro y Perejil”. 

                                            "Tiempo Libre" 6 al 12 de Mayo de 1993

                                                                           1994

                                                                           1995

Esta disputa —más política que real— culmina en 1998 con la tercera refundación de la AMACC. Se pasa de un modelo de organización de gremios representados, a un modelo de organización de “artistas” cinematográficos. Obviamente la idea o el espíritu del cambio era vencer los problemas que la Academia había tenido anteriormente con un modelo autogestivo, autoregulatorio.

Pero tras 17 años de la nueva configuración, los problemas que han surgido, han sido exactamente los mismos. En 2012 hubo otra campaña de prensa muy adversa cuando el comité de selección de los Arieles dejó fuera de competencia la película de Carlos Reygadas “Post Tenebras Lux”, con todos sus laureles internacionales. El director de la AMACC, Juan Antonio de la Riva, explicó muy bien para la revista Proceso http://bit.ly/1bR0GlL que los electores de la AMACC simple y sencillamente no votaron por la película. Los electores son directores de cine, actores, fotógrafos, diseñadores de producción, productores, etc., todos ganadores del Ariel. Y ellos no votaron por “Post Tenebras Lux”. Simplemente quedó fuera por razones democráticas. Pero el ataque mediático fue tremendo. El joven director Amat Escalante aseguró en 2012, en airada protesta que no iba a inscribir “Heli” a los Arieles. Pese a sus ataques insidiosos contra la AMACC, “Heli” se inscribió y Amat ganó el Ariel a mejor director en 2014. Quizá luego de ganarlo escupió sobre él y lo arrojó al bote de la basura. Pero podría apostar a que no, se le ve muy contento con él.

                                              Amat Escalante tras recibir su Ariel
                                              por Mejor Director 2014

Resumiendo: Las acusaciones a la AMACC de que es un grupo amafiado que premia a los cuates, es esencialmente falso y lo ha sido a lo largo de su historia. Los comités organizadores de los Premios siempre han actuado de buena fe.

Ciertas películas mexicanas meritorias, importantes, no han sido contempladas simple y sencillamente porque no han sido elegidas,  según el sistema de reglas de elección de nominaciones de su respectivo periodo. “Cabeza de Vaca” y “Post Tenebras Lux”, casos muy sonados, siendo obras cinematográficos valiosas, no son películas que unifiquen criterios. Son difíciles y complejas. “Para la inmensa minoría” diría Juan Ramón Jiménez.

Finalmente, al revisar la lista de ganadores de cada año, (Se puede consultar en la página de la Academia: http://www.academiamexicanadecine.org.mx ) desde 1946, resulta evidente  que siempre se han premiado películas meritorias, y algunas veces trascendentes. No hay una sola que no tenga méritos. Obviamente, los premios no TOTALIZAN LA PRODUCCIÓN ANUAL. Y siempre HUBO, HAY Y HABRÁ PELÍCULAS BUENAS O EXCELENTES que no ganan o que no compiten en los Arieles.

La revaloración del Cine Mexicano —el anhelado objetivo de llevar mexicanos a las salas de cine a ver cine mexicano— debe pasar por la valoración adecuada de sus instituciones, y de sus premios. Si se quiere apoyar al cine mexicano podría iniciarse dándole su justo valor a sus instituciones y a sus premiaciones.

                                          El Ariel de Oro, solo se entrega a la Mejor Película
                                          los demás Arieles que se entregan son de plata

Pongámonos serios. La AMACC es una institución con una gran historia y tradición. Una institución con pasado. El director que gana la presea a mejor director escribe su nombre y apellido junto al del Indio Fernández; el fotográfo, junto al de Gabriel Figueroa; la actriz junto al de María Félix.

La AMACC es un ejemplo de lo mucho que nos importa nuestro cine. Por qué es la institución que da reconocimiento a la producción nacional y a sus técnicos y artistas destacados. Y no hay otra, de esa dimensión y de esa importancia.

No son los Óscares. ¡Pero ningún premio del mundo es como los Óscares! ¡Ninguno! Los premios rusos, chinos, ucranianos, japoneses, sudafricanos de los que no sabemos nada en absoluto, no son tampoco los Óscares, pero son tan importantes como los Arieles porque expresan el valor que le da cada nación a su cinematografía. Los Arieles son un premio local. Y localmente muy importantes.

Como toda Institución, la AMACC jamás estará ajena a las grillas ordinarias, a los golpes de poder, a las presiones de las élites gremiales y culturales,  y a la transformación social. Como toda institución la AMACC estará permanentemente sujeta a críticas justas e injustas. No es perfecta, pero es suficiente y necesaria para la salud moral de nuestra cinematografía.

Por eso pienso que vale la pena romper una lanza por la AMACC y por sus Arieles, que son también y sobre todo NUESTROS ARIELES.

Luis F. Gallardo


19 de Abril 2015

jueves, 9 de abril de 2015

CRITICA A LA TETA DE BOTERO

Sobre “La Teta de Botero” y el cine con causa.

El pasado fin de semana tuve la oportunidad de ver el cortometraje “La Teta de Botero” por invitación directa de su realizador, el actor Humberto Busto. Es un cortometraje que reflexiona sobre un tema muy serio: el cáncer de mama.



Algunos médicos consideran esta afección una epidemia. En México es la segunda causa de muerte en mujeres entre los 30 y los 54 años de edad. Es un flagelo que no distingue condición socioeconómica,  étnica o cultural. El problema es que sólo el 10 por ciento de los casos se detecta en etapa 1, por las conocidas deficiencias de la Seguridad Social nacional. De toda la población femenina en México, solo el 40% tiene este beneficio, y si consideramos que se trata de una enfermedad de tratamiento costoso, podemos comprender porque es la segunda causa de muerte en mujeres en la edad madura en nuestro país. Pero también hay una tasa de supervivencia a costa de la extracción de los senos. Y la mayoría de las mujeres en México —y en el mundo supongo— no pueden pagar una reconstrucción… tienen que vivir así. Pero ¡Vivir! Esa es la clave.

Es cierto que no todas las mujeres veneran los senos. En un extraordinario ensayo sobre la mujer “Respuestas a una amiga” escribe Elena Poniatowska: 

“No me gustan los pechos. Las amazonas se cortaban el pecho derecho para tirar al arco sin estorbo. ¡Qué bendición la de las mujeres sin pechos! A Marie-Anne Poniatowka, mi prima bienamada, se lo cortaron muy joven y le dije que la envidiaba. ‘Estás loca’, se enojó. Hubo una época en que sí amé pechos y brasieres con ventanita porque amamantar a mis hijos fue padrísimo. Era padrísimo ver como a medio camino cerraban sus ojos y les ganaba el sueño, sus párpados iban cayéndose un poquito violetas al borde de las pestañas y me hacían sentir que hacía algo que de veras valía la pena.” http://www.nexos.com.mx/?p=14203

Pero, sea que la mujer venere sus senos o no. ¿Quién querría perder una parte de su cuerpo? Las mujeres que deciden vivir  con sus mastectomías, son realmente amazonas, guerreras de la vida. Y esta es la causa de “La Teta de Botero”. El corto, con sensibilidad, reflexiona sobre la supervivencia emocional de una mujer que ha pasado por el infierno de una doble mastectomía, y la contrasta con la supervivencia emocional de un hombre en crisis. Son dos personajes que han padecido procesos tanáticos, y combaten esa sombra con pulsiones eróticas, vitales.

Un canto a la vida.

Es metaficcional pues los sucesos que se han ficcionalizado y representado a través de unos personajes y un relato, les han ocurrido realmente a los actores, Humberto Busto y la primerísima actriz Patricia Reyes Espíndola. Amazona y luz de nuestro cine.


Trailer LA TETA DE BOTERO from HUMBERTO BUSTO on Vimeo.


Hay películas cuya causa es tan valiosa e importante como la obra misma, y yo soy muy fan de estas películas. Con mucho valor social. Es un cine mexicano que si vale la pena, aunque no gane los premios, ni tenga las mismas vitrinas que otros bodrios autistas, sin más causa que el snobismo intelectual o artístico de sus creadores.

Si quieres promover esta causa, y este cine, puedes comunicarte con Humberto Busto y solicitar una función, una charla o una conferencia. Eso lo leí en el BLOG del proyecto y me pareció una magnífica idea. Es una forma de militancia y de activismo que desconocen muchos cineastas mexicanos: 

El blog del proyecto:


Luis F. Gallardo

9 de Abril de 2015