sábado, 22 de noviembre de 2008

PRESENTACION DEL BLOG

Presentación del BLOG:

En DOSVALAR estamos presentando una modalidad de ensayo que denomino "ensayo multimedia". Es un documento hipertextual que presenta, además de información, productos narrativos o poéticos, ligas de interés, música, videos y todas aquellas formas culturales que consideremos relevantes y relacionadas con el tema en cuestión.

En la música del blog, que puede escuchar mientras lee algunos de sus contenidos, hemos puesto dos canciones de una agrupación industrial neonazi alemana llamada Leibach que por cierto crea magníficas piezas musicales —ni modo—, después de todo, no creo que pueda concebirse algo más horroroso que el holocausto. El otro, Vojna Poem, como su nombre lo dice, es un poema de guerra. Nada más sombrío, más horrendo, más infecto, que la guerra.

Aquí las lyrics de esta bella y sordida canción y mi traducción al español.

Poema de Guerra (traducido del inglés)
Traducción Luis F. Gallardo

Vamos a dormir bajo el viento esta noche,
bajo el viento, que está riendo, violentamente,
y quizá las nubes, como hojas blancas,
serán nuestras únicas mantas.

Primero sobre las manos y las ropas,
después caerán gotas de lluvia.
En la noche de pantanosa claridad
Una garza gritará a lo lejos.


El más fuerte lavará nuestro rostro
y mojará nuestros labios con un trapo y la noche
con un cuchillo frío nos cortará pan negro.
Calificaremos nuestros pensamientos como ramas putrefactas,
hasta que un soleado amanecer caliente la tierra y nuestros corazones.

El corazón del bosque despertará con el sol
y la guerra comenzará su canción otra vez:
¡Hermano mío, no ocultes tu cara! ¡Es la guerra! ¡Es la guerra!

Vojna Poem
Original en Alemán.

Morda nam bodo oblaki- rjuhe edine odeje.

Pala na roke, obleke, prva, druga bo kaplja,
v noc cez mocvirno poseko zakricala bo caplja.

Trsi spiral bo lica, mocil nam usta s krpo,
noc nam bo z mrzlim nozem rezala crnega kruha.

Svoje misli tehtali bomo kot prhle veje,
dokler nam soncna zarja zemlje, src ne ogreje.

V soncu bo hosta zapela, hosta in pesem vojna:
Brat moj, ne skrivaj lica, danes je vojna, VOJNA!

War Poem
En inglés

We're going to sleep in the wind tonight,
in the wind, who is laughing, wildly,
and maybe the clouds, these white sheets,
will be our only blankets.

On hands and clothes the first,
then second drops of rain will fall.
In the night through the swampy clearing
a heron will cry out.

The stronger one will wash our faces
and moisten our lips with a rag and the night
with a cold knife will cut us black bread.

We will weigh up our thoughts like rotten branches,
until the sunny dawn warms the ground and our hearts.

The underwood will wake up in the sun and war
will begin its song again: Brother of mine,
Don't hide your face, today is war, it's WAR today!


Horror y satanismo: Mis primeros referentes

El primer relato de horror que leí, a los ocho o nueve años, se debió a un libro de la colección roja en pasta dura de Bruguera, que llevaba por título “Las mejores historias siniestras”, el cuento se llamaba “El ascensor que bajo al infierno” de Par Lagerkvist. Narra el encuentro de dos amantes —en su acepción de adulterio— que bajan ordinariamente en un ascensor, pero no logran descender en el piso correspondiente sino que siguen bajando y llegan al infierno. En su momento no entendí las implicaciones morales de aquel relato sino que me parecía divertida la idea de bajar en un ascensor al infierno y que este pareciera más bien un destino turístico.

El primer relato de horror que me dio miedo verdaderamente fue “La máscara de la muerte roja” de Edgar Allan Poe, leí su libro de relatos y novela, en la edición de Sepan Cuantos de Porrúa, en una temporada vacacional en Torreón Coahuila. Por cierto, considero que el cine no ha hecho justicia al gran autor norteamericano. La mejor adaptación a sus relatos probablemente sea otro relato, aquel que le dedica Ray Bradbury en las “Crónicas Marcianas” en “Usher II”.

En televisión considero mi serie predilecta la “Dimensión desconocida” o Twiligth Zone. A mi me tocó el revival de los ochenta. En cuanto al cine… No recuerdo cuál fue la primera película de horror que vi. Fue por televisión, eso seguro, y probablemente fue de vampiros y era mexicana. De hecho rascando en mi memoria, recuerdo a Mauricio Garcés actuando en tono solemne —¡es verdad, lo juro!— adquiriendo poderes vampirescos, escuchando hasta las pisadas de las arañas. Recuerdo también una película mexicana de mujeres lobo, algo sordida —aunque recuerden que era un niño. Pero definitivamente mis pesadillas cinematográficas nacieron con “La hora del Vampiro”, “Los muchachos perdidos” —esta me gusto muchísimo porque la vi en la edad de los protagonistas—, y “Hombre lobo americano en Londres”. Luego vino el ciclo satánico: “El exorcista”, que me perturbó muchísimo y sobre todo “La profecía”.

Porque si bien los vampiros y los hombres lobo no existen, el diablo es otro cantar… Según la educación ultracatólica que recibí y pasajes de la Biblia completos, existe el diablo, existen las posesiones satánicas, y se cierne sobre el mundo el peligro inminente de la llegada del “Anticristo”, el hijo de Satán. Eso para mi mentalidad infantil y juvenil era un peligro bastante real y me atormentaba terriblemente en una época en la que sufría pesadillas todas las noches. En muchas de ellas me enfrentaba al diablo, que tenía mil formas diferentes. Recuerdo una que me exaltó al grado de que desperté llorando y con el corazón agitado.

El diablo se iba apoderando del edificio en el que vivía en la colonia guerrero, un edificio de interés social, de ladrillo naranja, ubicado sobre el Eje Uno Norte, llamado Mosqueta, esquina con Lerdo. Uno a uno todos los vecinos de la Unidad, mis amigos, mis hermanos, mi papá y mi mamá, eran poseídos por el diablo y se confabulaban para que yo aceptara la posesión o para entregarme al principe del mal en sacrificio. Estaba ya en la cúspide del edificio rodeado de entes malignos, consistentes en personas poseídas que yo conocía y quería, y me enfrente al diablo de una sola manera: rezando. Con plegarias iba ganando la partida al diablo que no tenía más opción que replegarse, conquistaba de nuevo el corazón de mis familiares, amistades y vecinos, y luego de recobrados hacía que subieran a la azotea del edificio donde se encontraba el cielo, un cielo muy convencional. De nubes muy blancas y brillantes, esponjosas, donde resplandecían las alas de los ángeles, y todo ello entre los tinacos del edificio. De los muchísimos sueños y pesadillas que tuve en mi adolescencia solo conservo los más intensamente vividos, como éste. El tema de la posesión es un tema que me ocupaba y me preocupaba a grados que no pueden imaginar.

Otros habitantes de mis pesadillas eran los cartoons de la época. En un episodio de “Los Pitufos” que no se si recuerden, un pitufo es mordido en la cola por una entidad maligna, el pitufo mordido se ponía morado. Luego estos pitufos seguían mordiendo pitufos, hasta que al final de la caricatura no quedaba más que un pitufo azul: hasta Papa Pitufo había sido mordido. El último pitufo sano, tenía en sus manos la fórmula para liberar a los demás de la maligna “enfermedad”. Por supuesto, la fórmula tenía efecto y muy pronto todos los Pitufos eran de nuevo azules y bondadosos.

No se si recuerden pero corría el rumor por aquellos años en que la serie era muy exitosa, de que “Los Pitufos” eran diabólicos. En la primaria donde estudiaba contaban historias de niños cuyos muñequitos de peluche Pitufos habían devorado a sus infantiles propietarios, quedando solo manchas de sangre en sus habitaciones.

En fin, en materia de posesiones luego me tocaría ver las tres versiones de los "Usurpadores de cuerpos", magníficas películas las tres.

Por alguna razón relacionamos al éxito con el diablo. Esto ocurre también en todos aquellos grupos musicales y canciones exitosas que según dicen los rumores, si uno toca al revés contienen versos satánicos. Esto lo escuche de niño, de “Timbiriche” y de “Juan Gabriel”, sobre todo de su éxito “Querida”. También de la canción “Hotel California”, de un grupo que me gusta mucho “The Eagles”. Últimamente lo escuche de las canciones de Gloria Trevi. Debo aclarar que nunca tuve la oportunidad de escuchar estas canciones al revés, razón por la cuál moriré con la duda.

Ya en plena madurez debo confesar que no creo en el diablo. No creo en demonios, ni en espíritus malignos: no creo en el mal… fuera del hombre. El corazón del hombre puede ser horriblemente cruel, desalmado, malvado. Pero fuera del hombre no existe el mal.

Y quizá tampoco el bien.

No obstante mis relaciones con el satanismo no terminan ahí. Actualmente doy clases de cinematografía en el Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación, Campus Pedregal. Ahí tuve un grupo de alumnos que se aclamaban adoradores de Satanás. Es en serio. Desconozco las causas de fondo, por las cuales estos muchachos están convencidos de que el señor de los Avernos, es una especie de deidad. Quizá la música satánica tenga la culpa. El caso es que lejos de lo que pudieran imaginarse, estos muchachos son adolescentes ricachones, bastante buena onda, muy fresas también, razón por la cuál son apodados en la escuela “los fresatánicos”. Estos jóvenes han mostrado enorme talento para el medio audiovisual. Una de sus fotosecuencias narraba la historia de una muñeca inflable que no recuerdo si asesinaba a su pareja por hallarla fornicando o era asesinada por hallarse fornicando. Era muy divertido, y en los créditos finales estaba dedicada, ni más ni menos que al diablo. Esto provocó una carcajada en el auditorio. Aunque era cosa seria. En fin, a pesar de sus creencias estos muchachos parecen muy buenas personas.

Por último, el tercer episodio de “Un día más” de “The Amazing Spiderman”, un capítulo de rediseño del personaje, que afortunadamente va a dejar de escribir J. Michael Straczynski, nos viene con una de las decisiones más cuestionables que ha podido tomar Peter Parker: ha hecho un pacto con el diablo. ¡Dios mío! ¿A dónde vamos a llegar?

martes, 18 de noviembre de 2008

El pozo y el péndulo, según Marvel


Bueno, me di a la tarea de escanear y ofrecer a ustedes esta pieza de mi colección de historietas, se trata de una adaptación al noveno arte, de tres relatos de Edgar Allan Poe. Una adaptación muy afortunada, en mi opinión, ya que hay una intención plástica y expresiva que aprovecha los recursos de la historieta para darle mayor dramatismo a estos espeluznantes relatos. Como notaran, en esta edición no se dan los debidos créditos al guionista, al dibujante y al entintador, el equipo fundamental de artistas que realizan un comic; si alguno lector conoce estos datos le agradecería agregarlos en un comentario al blog. Por otro lado, el año de edición nos hace sospechar que se trata de una época de apogeo de los artistas "Marvel", son lo años de una de las mejores sagas de "El Asombroso Hombre Araña", la de "El último desafío del Duende Verde" o como mejor la conocemos los aficionados la muerte de Gwen Stacy. Dibujada magníficamente por Gil Kane, con guión del legendario Gerry Conway y con tintas de John Romita (padre) y T. Mortellaro.
En los aspectos técnicos, son notables el diseño de páginas, ideado para mantener el suspenso del propio relato literario, las ruputuras de la viñeta clásica y del tramado convencional, y los juegos de fondo figura, como en algunas escenas del péndulo y las ratas.

La adaptación al "El corazón delator" --pesimamente traducida y titulada en la historieta como "El corazón parlante"-- raya en lo genial. Es un relato de Poe en donde el sonido del corazón asesinado es protagonista. En el lenguaje de la historieta el sonido se expresa fundamentalmente en recuadros de narración (lo que sería audiovisualmente relato en off), globos de diálogo y onomatopeyas. En este caso las onomatopeyas crecen al grado de transformarse en viñetas, logrando el paroxismo audiovisual gráfico. Estamos ya en los territorios de la retórica lexipictográfica del comic.
Menos afortunada es la adaptación de la "La barrica de Amontillado", relato donde Poe utiliza una de sus obsesiones literarias: el enterrado vivo. Aquí no hay mucha armonía entre los cuadros de texto, diálogos e imágenes, en mi opinión.
Sobre la edición debemos destacar que es de mediana calidad. En la original los textos y globos de diálogo se encuentran manuscritos; en esta edición la tipografía corresponde a una máquina de escribir. Las empresas que exportan historietas envían, para las ediciones internacionales, los globos y los cuadros de texto en blanco, con una guía de traducción. Las empresas importadoras ponen el texto con los recursos que poseen; obviamente no invierten en un letrista, por ello utilizan letra mecánica. Desafortunadamente también hay variaciones cromáticas con relación a la versión original ya que los papeles no son de la misma calidad y las tintas de distintos rotativos inevitablemente cambian, en tonalidad y en calidad. Con todo, puede leerse; así como una traducción comercial puede leerse.
Edgar Allan Poe apenas necesita presentación, magnífico poeta y escritor de relatos anticipados a su tiempo en géneros que luego tuvieron muchísimo desarollo como el policiaco --del que es considerado pionero--, la ciencia ficción y sobre todo, el terror. Como los otros autores presentados en el blog, para este número, también tiene una leyenda negra. No exageramos al decir que se trata de una de los más grandes literatos norteamericanos, un clásico.
Incorporamos a este ensayo multimedia tres versiones de una magnífica canción, adaptada de un extraordinario poema de Edgar Allan Poe, Annabel Lee, una mujer tan bella que fue envidiada y asesinada por los ángeles del cielo. Es una versión del grupo de rock hispano "Radio Futura", grabada y en vivo, así como un cover de Enrique Bunbury. Espero sus comentarios.

Radio Futura / Annabel Lee

Radio Futura / Annabel Lee (en vivo)

Enrique Bunbury / Annabel Lee


En el siguiente vínculo puedes descargar la historieta. Para ver como bajar y leer correctamente los archivos CBR lee el siguiente artículo.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Como leer historietas por Internet

Actualmente, la mejor forma de visualizar historietas en Internet es a través de los archivos CBZ y CBR. Son archivos para el programa CDdisplay.

Los archivos CBR y CBZ son archivos de imagen comprimidos por medio del rar o el zip respectivamente. Su extensión ha sido cambiada para poder ser visualizados con el programa CDdisplay. Para visionar este tipo de archivos debes instalar el programa CDdisplay.

Si no tienes o no quieres bajar el programa CDdisplay, puedes leer los archivos CBR y CBZ, transformándolos en simples archivos comprimidos de rar o zip.

Abres el WinRar, y donde tu archivo muestra la extensión .cbr la modificas por la extensión .rar

Realizas la misma maniobra con los archivos CBZ. Abres el WinZip, y cambias la extensión al arhcivo. (En este blog solo manejaremos archivos con la extensión CBR.)

De esta manera los CBR y CBZ se transforman en carpetas de archivos de imagen y puedes leerlos con cualquier visor de imágenes.

No obstante te recomiendo utilizar el programa CDdisplay, es un programa ligerísimo que practicamente no ocupa espacio, con un peso de 1.8 MB. Su instalación es automática y no requiere más que de la descarga e instalación para comenzar a funcionar adecuadamente.

Por otra parte es muy cómodo de usar. Su ícono de interfase es un globo de historieta, se le da doble clic y aparece la historieta, en ocasiones con un pequeño recuadro de texto donde se coloca la ficha técnica o información importante.

Con la tecla de "flecha abajo" recorres la página mientra lees, con las teclas "av. pag." saltas a la página siguiente, siempre a la parte superior de la página. Para salir simplemente oprimes la tecla "esc".

Puedes descargar el programa en la siguiente liga

CDdisplay

sábado, 15 de noviembre de 2008

Los mitos de Cthulhu

"That is not dead which can eternal lie,
And with strange aeons even death may die."

Lovecraft, "La llamada de Cthulhu"

"Que no está muerto lo que puede yacer eternamente,
y con los aeones extraños incluso la muerte puede morir."


The Call of the Ktulu / Metallica / Cover en piano

The Call of Ktulu / Metallica / Ride the Lightning

The Call of Ktulu / Metallica / Live S&M

"Los Mitos de Ctulhu" de Alberto Breccia (Dibujante) y Norberto Buscaglia (Guionista), basados en los escalofriantes relatos del legendario H. P. Lovecraft, son un verdadero clásico del género de horror, en el arte de la historieta. Utilizando una técnica plástica expresionista, y densos cuadros de texto, la "Novel Gráfica" rebasa continuamente los límites del comic convencional para transitar los de la ilustración editorial; y esta es una ruptura fundamental en el ámbito de la historieta. Desde los años cuarenta Breccia utiliza -- quizá por primera vez --técnicas de ilustración, diversas y en su momento experimentales, en el marco de las viñetas y la reticula convencional de la historieta, para crear efectos de alto contraste que podríamos relacionar con la tradición estilística del cine negro, adaptada a la historieta. Esta nueva plástica de la historieta artística tendrá una influencia enorme, tanto en el cono sur (podemos encontrar ecos en el trabajo de Muñoz y Sampayo y su Alack Sinner) como en Europa, donde -- como ocurre frecuentemente con nuestros artistas latinoamericanos -- Breccia era más conocido y valorado. Bien se relaciona esta revolución estilística inaugurada por el maestro argentino, con la revolución inaugurada en la literatura de horror por el extraño Howard Phillips Lovecraft.

Dotado de un talento literario nato; creció en un ambiente decadente, que contrastaba cierta nobleza genealógica con una economía precaria y en constante deterioro. Su padre pasó cinco años en el manicomio por causa de demencia sifilítica, que finalmente le propició la muerte. Vivió su infancia y adolescencia bajo el yugo de una madre opresora, cruel y sobreprotectora hasta límites enfermizos. En su juventud vivió como un fracaso personal, su incompetencia para las matemáticas, que le impidió hacer carrera en el ámbito de la astronomía, una de sus pasiones. Escribió prolíficamente, poesía y ensayo, aunque es mundialmente reconocido por sus relatos de "horror cósmico".

La gran innovación propuesta por Lovecraft, aunque no suficientemente desarrollada por él, fue la creación de un ciclo literario en torno a una mitología prefabricada, considerando la acepción de "mito" como una relación entre acontecimientos verdaderos y su ficcionalización derivada. Por lo tanto se basa en una técnica literaria realista, con escenarios y personajes bien fundamentos en donde repentinamente surge lo inefable. Se trata de un mundo poblado por seres sobrenaturales, con poderes ilimitados, extraterrestres que habitan la tierra o duermen en ella hasta que son perturbados por insignificantes humanos que pagan con el precio más alto su insensatez.

Y esta es una de sus características más interesantes e importantes: el hombre es insignificante, una vez que ha desatado la furia del aeon, del inmortal, nada puede hacer para contenerlo, vencerlo, o evadirlo. Ahí esta el horror. Y encontramos en esta mitología sectas que rinden culto a estos poderes, ritos excentricos, sacrificios y ofrendas; e incluso un libro sagrado: el Necronomicon, libro escrito por el poeta árabe Abdul Al-Hazred, de Sana (Yemen) en el año 738 d. C., tras escuchar una conversación de seres sobrenaturales que no se percataron de su presencia. No obstante Alhazred murió a plena luz del día devorado por una bestia invisible delante de numerosos testigos. Los mitos de Cthulhu han tenido tal capacidad de penetración en la cultura contemporánea que se encuentra gente que asegura que el Necronomicon existe, así como su galería de dioses.

Con la idea innovadora de inventar una mitología abierta, es decir, no cerrada en una cosmovisión coherente, sino llena de cabos sueltos, de ideas apuntadas, de citas y notas sin solución de continuidad, Lovecraft consiguió expandir los "mitos de Cthulhu" más allá de él mismo como autor, e involucrar a una --cada día más extensa-- legión de escritores que se han apropiado de la mitología y han abonado en la construcción de esta cosmovisión.

Algunos de los relatos adaptados por Breccia son de los más representativos del escritor norteamericano: "El llamado de Cthulhu", "El color que cayó del cielo", "El horror de Dunwich", "La sombra sobre Innsmouth", "La cosa en el umbral", "El morador de las tinieblas". Espero que los disfruten.

Has click en el siguiente link para decargar la historieta en tu computadora

Otras ligas destacadas sobre el tema:

Tebeosfera

Entrevista con Breccia

Lovecraft en español

Dos flores al mal


DOS FLORES DEL MAL

Lo odioso aparece al lado de lo más bajo, lo más repugnante al lado de lo infecto. Nunca se vio sobar y morder a tantos pechos en tan pocas páginas; nunca se contempló semejante desfile de demonios, de fetos, de monstruos, de gatos y de podredumbre. El libro es un hospital abierto a todos los excesos de la mente, a todas las putrefacciones del corazón.

Gustave Burdion en Le Figaro

“Cuando hablan de Baudelaire, críticos y maestros no nos perdonan ninguna de sus desgracias, andanzas y vicios: la infancia difícil, la bohemia del estudiante, las prostitutas y la sífilis, la pasión morbosa por la mulata Jeanne Duval, los apuros económicos, la salud paulatinamente degradada y las poses de dandy, la vejez prematura y la afasia, por fin la muerte lamentable después de una larga agonía entrecortada por eructos blasfematorios. Parece ser que no hay modo de justificar el genio si no es por la debilidad o las manías, el alcohol y las drogas, las amantes y la decrepitud; como si el artista no pudiese ser tal sino por causas infamantes.”
“Baudelaire fue así, durante más de un siglo, un poeta inmoral, rayando la pornografía, una lectura para degenerados que el orden moral sólo podía coger entre pinzas y tapándose la nariz. La nota de Gautier, en su Rapport ya avisaba que las flores de Baudelaire eran venosas; allá aquel que se atrevía a olerlas.”



“Las flores del mal debían sentarse en el banquillo como Jesús debía ser crucificado. Eran los años del imperio autoritario; el poder miraba con recelo cualquier desorden, cualquier libertad tomada con la moral oficial y Baudelaire lo sabía. Tuvo que pagar el precio de sus atrevimientos pero no supo sacarle el provecho que Flaubert sacó al proceso de Madame Bovary.

Introducción por Alain Verjat y Luis Martínez Merlo, a la edición bilingüe de “Las flores del mal” de Charles Baudelaire, por ediciones Cátedra, Madrid, 1998. Letras Universales 149. Pags: 36, 23, 34.

CIX

La destrucción

A mi lado el Demonio sin cesar se revuelve;
nada a mi alrededor como un aire impalpable;
lo aspiro y lo siento quemando mis pulmones
y los llena de un deseo eterno y culpable.

Toma a veces, pues sabe cuánto me gusta el Arte,
la forma de la más seductora mujer,
y, con el pretexto de quitarme las penas,
acostumbra mis labios a sus filtros infames.

Así me lleva lejos de la vista de Dios,
destrozado de fatiga y jadeante, en medio
de llanuras de Hastío[1], profundas y desiertas,

y en mis pupilas llenas de confusión arroja
mancillados vestidos, heridas palpitantes,
y el bullicio sangrante de la Destrucción.

CIX

La Destruction

Sans cesse à mes côtés s’agite le Démon;
Il nage autour de moi comme un air impalpable;
Je l’avale et le sens qui brûle mon poumon
Et l’emplit d’un desir éternel et ocupable.

Parfois il prend, sachant mon grand amour de l’Art,
La forme de la plus séduisante des femmes,
Et, sous de spécieux prétextes de canard,
Accoutume ma lèvre à des philtres infâmes.

Il me conduit ainsi, loin du regard de Dieu,
Haletant et brisé de fatigue, au milieu
Des Plaines de l’Ennui, profondes et désertes,

Et jette dans mes deux pleins de confusion
Des vétements souillés, des blessures ouvertes,
Et l’appareil sanglant de la Destruction!

Luzbel expulsado del paraíso, Gustave Doré

CXX

Letanías de Satán[2]

Oh, el más sabio y hermoso[3], tú, de todos los ángeles,
Dios traicionado por el hado y privado de loores[4],

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Oh príncipe exiliado a quien se hizo una ofensa,
y que, vencido siempre, más fuerte te levantas[5].

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Tú que lo sabes todo, rey de lo subterráneo,
sanador familiar de la angustia del hombre,

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Tú que, hasta a los leprosos y a los parias malditos,
el gusto del Edén por amor les enseñas,

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Oh tú, que de la Muerte, tu vieja y fuerte amante,
Engendras la Esperanza, —¡Qué deliciosa loca!

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Tú que das al proscrito la mirada alta y calma
que a todo un pueblo en torno de un cadalso condena,

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Tú que en qué rincón sabes de tierras codiciadas
Escondió el Dios celoso sus piedras más preciosas,

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Tu vista sabe los hondos arsenales
donde encerrado un pueblo de metales dormita,

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Tú, cuya larga mano al sonámbulo errante
Al borde de las casas los abismos oculta,

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Tú que, mágicamente, los viejos huesos sanas
al ebrio rezagado que los caballos pisan,

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Tú que a mezclar enseñas azufre con salitre[6],
para darle consuelo al doliente hombre frágil,

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Tú que pones tu marca, oh cómplice sutil,
En la frente del vil y despiadado Creso,

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Y a las muchachas pones en el pecho y los ojos
el culto de la llaga y el amor del andrajo,

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Bastón del exiliado, luz de los inventores
confesor del ahorcado y del conspirador,

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Padre adoptivo de esos que en su cólera negra
Dios Padre del Edén Terrenal ha expulsado,

¡Apiádate, oh Satán, de mi larga miseria!

Oración

¡Gloria y loor a ti, Satán, en las alturas[7]
del cielo, en donde reinas, y en las profundidades
del infierno, en que sueñas, derrotado, en silencio!
¡Haz que mi alma, debajo del árbol de la Ciencia,
junto a ti un día repose, cuando sobre tu frente
igual que un templo nuevo sus ramajes se expandan!

CXX

Les Litanies de Satan

O toi, le plus savant et le plus beau des Anges,
Dieu trahi par le sort et privé de louanges,

O Satan, prends pitié de ma longue misère!

O Prince de l’exil, à qui l’on a fait tort,
Et qui, vaincu, toujours te redresses plus fort,

O Satan, prends pitié de ma longue misère!

Toi qui sais tout, grand roi des choses souterraines,
Guérisseur familier des angoisses humaines,

O Satan, prends pitié de ma longue misère!

Toi qui, même aux lépreux, aux parias maudits,
Enseignes par l’amour le goût du Paradis,

O Satan, prends pitié de ma longue misère!

O toi qui de la Mort, ta vielle et forte amante,
Engendras l’Espérance, —une folle charmante!

O Satan, prends pitié de ma longue misère!

Toi qui fais au proscrit ce regard calme et haut
Qui damne tout un peuple autour d’un échafaud,

O Satan, prends pitié de ma longue misère!

Toi qui sais en quels coins des terres envieuses
Le Dieu jaloux cacha les pierres précieuses,

O Satan, prends pitié de ma longue misère!

Toi dont l’œil clair connaît les profonds arsenaux
Où dort enseveli le peuple des métaux,
O Satan, prends pitié de ma longue misère!

Toi dont la large main cache les précipices
Au somnambule errant au bord des édifices,

O Satan, prends pitié de ma longue misère!

Toi qui, magiquement, assouplis les vieux os
De l’ivrogne attardé foulé par les chevaux,

O Satan, prends pitié de ma longue misère!

Toi qui, pour consoler l’homme frêle qui souffre,
Nous appris à mêler le salpêtre et le soufre,

O Satan, prends pitié de ma longue misère!

Toi qui poses ta marque, ô complice subtil,
Sur le front du Crésus impitoyable et vil,

O Satan, prends pitié de ma longue misère!

Toi qui mets dans les yeux et dans le cœur des filles
Le culte de la plaie et l’amour des guenilles,

O Satan, prends pitié de ma longue misère!

Bâton des exilés, lampe des inventeurs,
Confesseur des pendus et des conspirateurs,

O Satan, prends pitié de ma longue misère!

Père adoptif de ceux qu’en sa noire colère
Du paradis terrestre a chassés Dieu le Père,

O Satan, prends pitié de ma longue misère!

Prière

Gloire et louange à toi, Satan, Dans les hauteurs
Du Ciel, où tu régnas, et Dans les profondeurs
De l’Enfer, où, vaincu, tu rêves en silence!
Fais que mon âme un jour, sous l’Arbre de Science,
Près de toi se repose, à l’heure où sur ton front
Comme un Temple Nouveau ses rameaux s’épandront!


[1] Esta palabra es la clave del poema. Para luchar contra el Spleen, el poeta suscita el sadismo latente en cada hombre, lo que él llama “Las flores del mal”.
[2] Antes de 1848, consta que un grupo de jóvenes rendía culto a Satán. Estas letanías se inspiran en los rituales y oraciones de esta religión.
[3] La expresión es una antigua tradición. Cfr. Marino: “…o gia di luce Angel più Bello!”.
[4] El mito de Lucifer no se entiende si no se le considera, como hacían los románticos, ante todo como un vencido que no ceja en sus empeños.
[5] Para Baudelaire, como para los lectores románticos de Milton, ésta es la superioridad de Satán.
[6] Ingredientes de la pólvora: el propósito revolucionario del autor es declarado.
[7] Los cultos luciferiano suelen invertir los términos del culto católico o calcarlo. La expresión adapta “Gloria in excelsis Deo”.

Mal Rayo


Mal rayo
Publicado en el portal http://sermexico.org.mx/ para "Escribamos una historia" Marzo 2008
Basado en un hecho real ocurrido en el Estado de México.

Al medio día Jacinto pastoreaba su ganado, con la única compañía de Genaro, su perro pastor. Era un ganado modesto de apenas media docena de borregos. Tenía pequeñas parcelas en la parte alta de la sierra, las trabajaba de madrugada y a medio día sacaba a pastar sus ovejas. Era un hombre solitario, y su vecino más cercano se hallaba a una colina de distancia. Hacía abajo, en la sima de la cañada, había un pueblito de campesinos y ganaderos donde vivía el resto de su familia.

Jacinto no supo de donde vino el mal tiempo aquel día, como por encantamiento las nubes se cerraron unas sobre otras como si las empujaran. Se había alejado mucho de su cabaña y aunque apresuro el paso no le dio tiempo de llegar antes de que empezara la tormenta y los malditos relámpagos, que amedrentaban a las ovejas. Genaro, cual general de brigada, hacía esfuerzos realmente enormes para mantenerlas juntas y en dirección.

Repentinamente Jacinto tuvo una mala sensación, primero fue en la cabeza y en la nuca, después le recorrió el cuerpo, luego vino una luz muy intensa y luego la oscuridad.

Cuando abrió los ojos la lluvia había cesado. Se veía el cielo muy claro y despejado. Trato de levantarse pero no sentía el cuerpo, ni podía mover los brazos y las piernas. Solo el cuello y hacia los lados. Miró a su costado y no pudo menos que lamentarse al ver a Genaro tendido junto a él. Trato de pensar en lo que había pasado. Al cabo de varias horas pudo recordar la tormenta, quizá lo había alcanzado un rayo.

En ese momento Jacinto supo que iba a morir, y se lamentaba por no haber muerto de un jalón. Estaba consciente pero inmóvil y las posibilidades de que alguien lo encontrara ahí eran nulas. Moriría de sed y de hambre. Pero el tiempo pasaba y pasaba, llegó la noche y llegó el otro día, un poco de lluvia le dio de beber. Y cuando lo apretó el hambre tuvo que recurrir a la masa de carne calcinada y cocida que un día fue Genaro, y que estaba al alcance de su boca.

La putrefacción de la carne acerco a las moscas y aquella masa chamuscada se llenó de gusanos; luego vinieron las ratas que se paseaban junto a él con total descaro, y finalmente cayeron del cielo los carroñeros. Para defenderse de todos estos bichos tuvo que mantenerse en movimiento constante —el que le permitía su cuello— no pudo evitar sin embargo, perder un ojo de un picotazo, y quizá un labio… Aunque era terrorífico, no sentía dolor. Más de una vez quiso pedir auxilio pero no salían las palabras de su boca. Ni quería pensar en el resto de su cuerpo…
¿Qué quedaría de él, bajo una verdadera nube de zopilotes negros y malolientes?

Pasaron horas de este infierno hasta que sonó un disparo de escopeta. La jauría de voraces carroñeros emprendió la huida, quedando solo las moscas.

— Ahí esta Jacinto… ¡Dios mío!— Jacinto vio de frente a Juventino, su hermano mayor. No es posible describir con palabras el gesto de aquel rostro horrorizado. Era pánico. Juventino lloró al ver a Jacinto, que en ese momento movió el cuello. Un sobresalto que sobrepasó el pánico, tomó la voluntad de Juventino — ¡Esta vivo! ¡Dios mío! — aquel hombre de costumbres feraces, macho del pueblo y comisario, matador de rastro, cayó desplomado, desvanecido ante la fuerte impresión.

Las extremidades de Jacinto, cocidas por el fuego, estaban hasta los huesos, consumidas por los carroñeros; sus tripas asomaban por fuera del estómago; la mitad de su rostro estaba también hasta los huesos, sin nariz, sin labios, sin barba, un ojo colgaba fuera de su órbita, y aquello que Jacinto suponía, era Genaro, no era más que su propio brazo.

Relato inspirado en una nota periodística publicada en "El Nacional" cuyo encabezado decía "Comió carne de su propio brazo para sobrevivir".