lunes, 20 de julio de 2015

CRITICA A LAS HORAS CONTIGO



Crítica a "Las horas contigo"

Luis F. Gallardo
15 de Julio 2015

 “Las horas contigo” (2015), la ópera prima de Catalina Aguilar Mastretta es una película introspectiva que narra la experiencia universal de asistir la muerte de un ser querido. Un evento que normalmente reúne a la familia y que permite ajustar lazos afectivos. En un tono naturalista y desdramatizado que le resta fuerza de gravedad a la muerte en sí, y le resta fuerza de realidad a la película en su conjunto, pero que la inscribe en la estilística contemporánea del cine nacional. 



La película ha sido extraída de la cantera de la vivencia personal pero no hace sangrar la tierra. No tiene la fuerza dramática, psicológica o temática de la insondable complejidad humana y flota en la superficie.   

En "Viskningar och rop" (Gritos y susurros) de 1972 Ingmar Bergman realiza una obra introspectiva de la misma naturaleza, con un resultado muy diferente. Pues el maestro sueco parece alcanzar los abismos más recónditos del alma humana. La película surgió en torno a una ensoñación que Bergman tenía reiteradamente: 

“Era una habitación roja, tapizada de rojo. Los muebles eran rojos. Las cortinas eran rojas. Y en esa habitación, habían tres mujeres vestidas de blanco que se movían en una especie de iluminación crepuscular. Me parecía verdaderamente muy curioso el hecho de que esta imagen me volviera regularmente a la imaginación. Y cada vez me interesaba más. Era un hijo salido de mi subconsciente… y comencé a tirar del hilo, y eso fue precisamente lo que dio esta historia con las cuatro mujeres. Sólo después —a través de un razonamiento posterior al film— comprendí que el tema central del film era mi madre. La describía bajo forma de cuatro mujeres diferentes. Pero eso no tiene nada que ver con la historia objetiva sobre mi madre, la que quería hacer y que quizás haga un día.” (Björkman, et al., 1975:280)
Bergman crea complejidad humana — es una obra ficticia, y por lo tanto es artificio, técnica, creación — por la regla básica del contraste, contraste que es conflicto, conflicto que es violencia, violencia que es drama: "la violencia nos interesa porque somos violentos" (Bentley, 1998:20)

Reúne a tres hermanas en torno al lecho de muerte de una de ellas, Agnes. Las hermanas María y Karin antagonizan, y la película enfatiza la agresividad tácita de su relación amor/odio como su desesperada incapacidad de comunicarse. Otro personaje femenino entrañable es Anna, la sirvienta que muestra un amor más leal y sincero por la mujer convaleciente que el que sus propias hermanas pueden expresar. Cuando Agnes finalmente muere la sirvienta es echada a la calle: envidia, celos, rabia, indiferencia, en fin humanidad en toda su complejidad. 



La película ha sido asociada a las “Tres hermanas” de Chejov, y ha propiciado magníficas obras homenaje como “Interiores” (1978) y “Hanna y sus hermanas” (1986) de Woody Allen, o la obra maestra de Altman “Tres mujeres” (1977). 

Este tipo de contrastes y claroscuros no están en la película de Catalina. Aquí se trata de una humanidad buena onda. Catalina tenía la oportunidad de aprovechar dramáticamente las relaciones madre-hija, uno de los grandes temas de su película, ya que nos muestra una maternidad desdoblada, especular y resonante: la protagonista, su madre y su abuela.  Pudo haber creado fuerza dramática con el simple eco de los contrastes naturales: Juventud vs. Madurez, Madurez vs. Vejez. Los contrastes sociales, culturales, psicológicos, etc. Pero no se la juega con ninguno de estos contrastes.

Me parece que la diferencia entre los discursos radica en que Bergman entendía que la vivencia personal tenía que encriptarse en un discurso dramático. Porque lo dramático da al discurso teatral y fílmico cuatro dimensiones o más… y por lo tanto vida. La obra que es 'dramática' vive, es fuerza vital.

Desdramatizar es simplemente quitar dimensiones y trabajar sobre el plano. Se parece más al arte contemporáneo, que muchas veces ni siquiera es significante, por no decir insignificante.

Bergman nos confiesa que la película no tiene nada que ver con la historia objetiva de su madre, pero al mismo tiempo la retrata y se retrata a sí mismo: la obra como autorretrato. 

“En el film hay una pequeña escena biográfica. Una chiquilla está detrás de una cortina blanca y contempla a su madre a escondidas. Cuando su madre la descubre, piensa que la va a reñir. Pero ocurre lo contrario: su madre la besa. —¡Yo soy quien está detrás de la cortina!” (Björkman, et al., 1975:279)
Entonces Bergman no tomo la realidad en sí, sino que construyó un discurso 'dramático' en el cuál le era posible expresar momentos de sí mismo. Y eso quizá sea la constante de toda su obra.

El que las cosas ocurran en nuestra vida no las vuelve interesantes en sí: la vida es solo materia prima. Hay que darle forma, esculpirla. Es un principio básico de la escritura narrativa. En "La vida del Drama" del maestro Eric Bentley lo expresa de esta manera "Los hechos no son dramáticos en sí mismos. (...) Ver el aspecto dramático de un acontecimiento significa tanto percibir los elementos en conflicto como reaccionar emocionalmente ante ellos". 

Catalina –evidentemente— hace también un autorretrato pero se arriesga demasiado poco a excavar en sí misma, a profundidad, para ofrecernos no sólo la luz sino también la oscuridad. Y como es muy personal —una introspección—bloquea o renuncia a los mecanismos dramáticos que hubieran proyectado la fuerza de sus conclusiones espirituales a los espectadores. 

Queda una obra introspectiva, contemplativa, lejana. 



BIBLIOGRAFÍA

Bentley, E. (1998). La vida del drama. México D.F.: Editorial Paidos Mexicana.
 
Björkman, S., Manns, T., & Sima, J. (1975). Conversaciones con Ingmar Bergman. Barcelona: Editorial Anagrama.

 

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