domingo, 17 de agosto de 2008

LOS TRÁMITES DEL AMOR

Del poemario inédito "La burocracia habita los corazones". Estos poemas están protegidos por las leyes vigentes de Derechos de Autor. Se requiere permiso expreso de su autor para su publicación. Se trata del cuarto poema publicado en el blog, los tres primeros pueden revisarse en el archivo de abril: http://dosvalar.blogspot.com/2008/04/poema-archivo-muerto.html

I. LAS GRUTAS DEL AMOR
Amor: de ti nada puede decirse que evite el pleonasmo,
envuelto en costra cuyo caparazón más endurece
bajo el pavimento de la modernidad que construye
sobre las ruinas de tu secta antigua, los nuevos templos.

Venus Anadyomene // Etched Cooper

Amor: oculto pareces mineral engendrado por la tierra,
ajeno al gobierno cavernícola,
homínido, que construye tumbas apiladas y tenebrosas,
sin rito ni libación y cuya luz diurna
suplantó con transmisión radial la fragancia del sol.

Cavernario que no se comunica con voz viva,
su sombra habla sobre el olaje de bandas materialistas
y férrea electricidad.

Incapaz del grito que cimbra las estepas diluvianas,
donde los dioses arrumbados se llenan de pestilencia
y moho inmarcesible.

¡Perla que fuiste de las vírgenes y de los santos,
consagrada a Dioses y Diosas más humanos
que los mismos de polvo esparcidos!

¡Perla divina!
Miel de aromas armónicos y suavidad galáctica
bajo la corteza finita de la tierra
y de años que giran alrededor de lo corruptible,
eres cada día más difícil de extraer,
aquellos mineros submarinos,
que bajan a las catacumbas de tu gloria
para arrancarte de la fauces de la tierra,
se cuentan de una mirada.

A la sombra de potentes motores que impulsan el mundo,
de la fama que erige y derrumba incontables ídolos dorados,
del crédito, productor de abismos insondables,
pareces escarcha: frágil y prescindible.

Este cavernícola que huye del esfuerzo,
que construye nuevos templos a la comodidad,
que edifica sobre esos templos nuevos parásitos
y los alimenta con entusiasmo,
nada sabe de bajar al abismo aplastado por rocas oceánicas,
encumbrar la profundidad sísmica arrastrándose como serpiente
por el filoso arrecife
y a orillas del averno extirpar con dientes y uñas
la ostra que te contiene,
- carne y sangre de la tierra misma.

Y arribando a la serenidad eólica del horizonte,
donde pacen las olas pastoreadas por el amanecer,
abrir con el cuchillo de la ambición los labios de la fecundidad,
liberándote para que el sol iluminado te acaricie,
y ponerte al fin en el centro mismo de una corona de jade,
para que todos te vean en Matrimonio,
Valiosa como joya alguna arrancada a la tierra,

Escultura romana


¿Qué hombre posee valor suficiente para sucumbir a tus laberintos?
¿Qué hombre haría la guerra por ti, Helena?
Ya no existen esos hombres,
amamantados en urbe de inmundicia,
nada esperan del futuro
consumidos en un presente
sin salidas de emergencia

II. EPÍLOGO

Renuncié a esta raza estercolera un día hábil,
para volver a la tierra con oficio de lombriz,
y arrastrándome entre las raíces de la antigüedad creyente,
engendrar una raza de bacterias amantes.
Y mirarte a la cara nuevamente,
y libar a tu dulce nombre los perfumes de la vida madura,
como Diosa de todo lo fértil y bello que hay en el mundo
todavía



The Birth of the Venus // Odilon Redon // 1912