miércoles, 4 de octubre de 2017

Errores de Lectura en la película "Madre" (2017) de Aronofsky



Errores de Lectura en la película “Madre” de Aronofsky

Contiene SPOILER. Léase después de vista. Vuélvase a ver después de leída. 

Toda la mala crítica que ha tenido Madre (2017) de Aronofsky proviene de un error fundamental de lectura. Me resulta sorprendente en los críticos de cine, que dicho sea de paso muestran muy poco conocimiento en una materia que debería ser fundamento de cualquier esquema analítico: los géneros. Deberían conocerlos aunque redacten textos de opinión, pero es opinión supuestamente “especializada”. Y de acuerdo a la teoría más aceptada actualmente –con la que yo difiero por cierto –todos los géneros cinematográficos descienden de los dramáticos. Así que cualquier crítico tendría que conocer estos últimos a la perfección. Son siete géneros dramáticos canónicos.

Pero en la actualidad hay uno en desuso, se ve muy poco en el cine: le llaman pieza didáctica.  En los Siglos de Oro se escribieron muchas piezas didácticas pero por su contenido teológico les llamaban autos sacramentales. “El gran teatro del mundo” de Calderón es un excelente ejemplo. La magnífica película de Nicholas Roeg, Insignificance (1985) es otro (en ella el mundo es un cuarto de hotel en New York, y culmina en un apocalipsis nuclear, dentro del departamento, en una de las secuencias de montaje más bellas que yo recuerde). 



Las piezas didácticas son proyectos alegóricos, es decir esquemas narrativos con dos niveles de significado, uno denotativo y otro connotativo, o literal y simbólico. El problema del género literario alegoría es que son estructuras lógicas complejas. Es decir, no son metáforas simples, sino que uno debe entender que PERSONAJE A, en realidad representa SIMBOLO A, y PERSONAJE B representa SÍMBOLO B, el ESPACIO C representa el SIMBOLO C, el OBJETO D representa el SIMBOLO D  y así toda la alegoría. Hay una macro metáfora,  si se le quiere llamar así, en donde toda la estructura alegórica lo que busca es DEMOSTRAR un ARGUMENTO de modo que sea más sencillo de comprender (que es de hecho una de las funciones semánticas de la metáfora sencilla). De ahí el tema de la didáctica. La alegoría es una estructura DEMOSTRATIVA. No solo es ARGUMENTATIVA, sino que busca DEMOSTRAR narrativamente. La más famosa de las alegorías quizá sea la alegoría de la caverna de Platón que todos los muchachos estudian en la prepa.  “La Rebelión en la Granja” de Orwell es otra alegoría, en este caso literaria, un relato o novela corta. Para entenderla correctamente se debe conocer bien el contexto real que simboliza. Leída literalmente alguien diría, que rara la historia de los animalitos de esta granja; o en el extremo de la pobreza interpretativa alguien podría declararla un churro simplemente porque los animales no se organizan socialmente. O sea disparates.     



Pues bien “Madre” es una pieza didáctica, y no tan compleja. En realidad es bastante sencilla, o evidente, ya que millones de personas en este planeta conocemos de sobra los símbolos que utiliza. El problema es que la gente hace solo la lectura literal, y así resulta absurda. De la gente lo entiendo, pero… ¿De los críticos?
La primera crítica que leí sobre “Madre” es de un tipo que firma como Lerer, la publicó después de su estreno en San Sebastián y dice cosas como estas: Según él, Aronofsky "no hace más que versionar de modo falsamente experimental ideas sobre el arte, el matrimonio, la familia y el cine que son, por lo menos, retrógradas. Por no decir imbéciles." Es demasiado insulto. Y más adelante dice: “Ella, en la piel de Jennifer Lawrence, solo parece tener un deseo de realización personal: tener un hijo. Según Aronofsky, es obvio que para eso es que las mujeres existen en el mundo. Nada más que para sus hijos y su marido. Y, claro, para verse sexys en camisón…” Se puede leer la rabiosa crítica en este link: http://www.micropsiacine.com/2017/09/estrenosan-sebastian-critica-madre-darren-aronofsky/



Pues les digo que Lerer no entendió nada. Y no puedo respetar a un crítico que simplemente no puede aceptar que no entendió, sino que considera su incomprensión como un insulto, como si el director quisiera pasarle por encima, y entonces devuelve la supuesta agresión con imprecaciones injustas. El mismo caso de Post Tenebras Lux  (2012) de Reygadas.  La aspiración de todo crítico debe ser la comprensión, debe realizar un esfuerzo por comprender, o en el colmo de los límites cognitivos, aceptar humildemente la incomprensión.  

Veamos cómo funciona la pieza didáctica de Aronofsky. Notar que ninguno de los personajes tiene nombres propios. Obviamente esto es ex professo, porque si pone nombres los símbolos serían muy explícitos y  hay una intención de jugar con la lectura de géneros, que es lo que ha vuelto confusa para muchas personas la película. Aunque la alegoría es perfecta.

En el principio está el mundo, representado por la casa. Surge de las cenizas de una gran explosión originaria, del gran desastre que dio origen al universo, el Big Bang. Y quién creó al mundo, y todo lo que existe. Dios Padre todopoderoso creador de todo lo visible y lo invisible. En este caso interpretado por Bardem. La película es teológicamente cristiana en lo simbolismos.   

La religión cristiana en realidad tiene raíces históricas muy antiguas. Según H. G. Welles las religiones primitivas “convergían sobre la importancia primordial de un sacrificio de sangre”[1] (Welles, 1952, pág. 107) en algunas de estas religiones “ciertas diosas (madres-naturaleza) místicas y secretas acechaban detrás del gran padre dios” (pág. 107) al avanzar a la era de las grandes civilizaciones, de hecho en la era de los Ptolomeos, en el Serapeum poco antes del siglo III A.C. “habían producido una trinidad con un hijo destinado al sacrificio a quien matan. Luego este asciende hacia el Padre y se convierte en el Padre. (…) Y el culto de la diosa Isis llevando en sus brazos al infante Horus era una anticipación de la adoración católica de la Virgen María” (pág. 108)

Bardem es Dios Padre, con mucha claridad, pero: ¿Quién es Jennifer Lawrence? Es claramente el Espíritu Santo, al mismo tiempo la madre naturaleza que mantiene el mundo en armonía y paz, en lo que cabe, y al mismo tiempo María la Virgen. Es un espíritu santo muy contrariado por cierto, que debe tomar aspirinas para tranquilizarse. Para evitar repetir la triple personalidad simbólica del personaje de Lawrence vamos a llamarle Madre.  


Repentinamente aparecen en el mundo Adán (Ed Harris) y Eva (Michelle Pfeiffer). Que vienen a trastornarlo todo. Claramente se les prohíbe ingresar a una habitación del paraíso (el que la casa tenga varios niveles es obviamente simbólico, la habitación de Dios Padre, esta hasta arriba). Y claramente se les prohíbe admirar una joya muy delicada (no es una manzana) la joya vamos a entender al final de la película que simboliza el amor a Dios, o sea la fe. El amor es un acto de fe  al final, Eva le echa en cara a Madre su amor a Dios: ¡Por Dios, lo amas de verdad! Dice, o algo así. Como sea, Adan y Eva traicionan la confianza que depositó Dios en ellos, y son expulsados del Paraíso. Michelle Pfeiffer hace una representación maravillosa de Eva.



Parece que todo volverá al estado paradisal cuando de pronto aparecen Caín y Abel. Caín matará a Abel, no con la quijada de un burro, sino con el picaporte de una puerta. Dios no puede hacer nada para salvarle la vida a Abel, y muere en sus brazos. Después de todo es el favorito de Dios.

El asesinato de Abel deja manchado el suelo del mundo para siempre, el pecado original, la memoria del crimen será permanente. 

Adan y Eva van a volver después con una multitud de personas. O sea la humanidad en expansión. Madre se las va a ver negras con la humanidad, los seres humanos son desobedientes, se meten por todas partes, no respetan nada, ni atienden razones.

En uno de los momentos de mayor simbolismo de la película, Madre les pide a unos chicos que no se sienten en un lavabo. Los chicos insisten diciendo que no pasa nada, y eso termina destruyendo el lavabo. Es una metáfora clara de lo que hacemos con los recursos naturales, de cómo podemos destruir algo irremediablemente, a pesar de que sabemos que no debemos hacerlo, aunque el espíritu Santo está en todas partes llenándonos de advertencias. Esto según la lectura de la película. Eso motiva una segunda expulsión.    

En fin, después de muchos problemas y conflictos Dios se vuelve de nuevo creador, no solo engendra un hijo, sino que redacta el libro: la Biblia.

Escribe H. G. Welles que los semitas nómadas dispersos por todo el Imperio Romano y Medio Oriente necesitaban mantener su unidad cultural: “Necesitaban un Libro para unificarlos, estaban maduros para un Libro, y el Libro estaba listo para ellos. / Esos escritos sagrados aparecieron por primera vez en Babilonia y Judea, y en las ciudades de esas regiones. (…) La tradición de los sacrificios sangrientos fue mantenida hasta la caída de Jerusalén en poder de Vespasiano en el año 70 d.C. Entonces cesaron los sacrificios y el Libro Sagrado con su sistema de creencias semi-autorizadas se convirtió en el eslabón que unió (a la religión judía) en todo el mundo… / Y así surgió la primera de las religiones del gran Libro sobre el cual descansa nuestra civilización.” (pág. 111) La Biblia. Se pasa entonces de las Religiones de Sangre, representadas simbólicamente en la muerte de Abel a manos de su hermano Abel, a las religiones de Libro.

En la película el autor, el poeta, el demiurgo, escribe el libro y eso vuelve a traer gente a casa. En un diálogo muy claro Dios dice: “Es maravilloso porque cada quien encuentra (en el libro) un sentido diferente a lo que dice”. A partir de ahí viene una vorágine de símbolos, surge la religión, y ocurre la segunda invasión de la casa. En esta segunda invasión, aunque Dios es muy venerado, Madre (y no olvidemos que representa al Espíritu Santo y a la Madre Naturaleza) es muy maltratada. Tanto como el mundo. En esta segunda invasión los recursos naturales (la rica cena que preparo) son depredados, todos los rincones del mundo son invadidos, Madre pierde completamente el control del mundo. Mientras Dios, en su bondad absoluta, le ofrece todo a la humanidad. Así en su propia casa, (o sea en el mundo) un grupo de hombres esclaviza a un grupo de mujeres. El ser humano no respeta nada. Hay escenas de guerra. Todo es simbólico. Todo simboliza actitudes de la humanidad frente al mundo. Incluso la invasión masiva y total, es una representación del gran mundo de masas y de la sobrepoblación, y la destrucción terrible de la casa misma representa lo que hemos hecho los seres con este pobre planeta. Según Stephen Hawkings tendremos suerte si sigue siendo habitable en no menos de 200 años http://omicrono.elespanol.com/2015/02/la-humanidad-tiene-200-anos-para-abandonar-la-tierra-segun-stephen-hawking/    

Madre continuamente toca las paredes de su Casa-Mundo para sentir su corazón, el corazón del mundo: conforme los hombres depredan e invaden y destruyen la casa, el corazón se oscurece y se oscurece y se oscurece.

Finalmente Dios y Madre vuelven al Paraiso, aquella pequeña habitación tapiada en la cima de la casa. Ahí da a luz al hijo de Dios. Ya tenemos a la trinidad completa. Pero le dura poco el gusto a Madre, Dios entrega a su hijo a los hombres que lo hacen pedazos y luego se lo comen: la comunión. Que es un resabio de las antiguas religiones de sacrificios de sangre, que concluían en rituales caníbales: “(…)el lector, libre de torceduras espirituales, puede apreciar por sí mismo cómo ese sacrificio de sangre de los caníbales ha sido refinado gradualmente hasta convertirse en el Misterio de la Misa”  (pág. 107)


Finalmente Madre no acepta pasivamente la muerte de su hijo. Aquí hay una variante fundamental, pues el Hijo de Dios no resucita, y entonces el primer fundamento de la cristiandad queda trunco, (pues el Hijo está sentado a la Derecha del Padre) o quizá queda para después, en un nuevo mundo alternativo, veremos eso hacía el final.
Dios, todo bondad, le dice que juntos deben encontrar el modo perdonar a la humanidad. Ella grita con desesperación y produce un terremoto. Es la ira de Madre (Madre Naturaleza). Extermina con su irá a cuanto humano puede. Pero los hombres la controlan, la maltratan y le dan una paliza terrible. Madre entonces desciende al sótano, del que vimos salir a un sapo (símbolo del mal) y hace arder el mundo, lo destruye, en un apocalipsis devorador. En el descenso de Madre al sótano, esa parte oculta debajo de la Casa-Mundo, radica toda la apuesta teológica de Aronofsky[2].

No existe el diablo, es decir no existe una representación simbólica del mal encarnado en una persona. Hay mal en Eva, y hay mal en Caín. Hay mal en muchos hombres de la película, pero también hay mal en Dios. Dios es también la principal fuerza destructora. Ya que, según el cristianismo, el Espíritu Santo es tan Consustancial al Padre como el Hijo.

El mal en dios encarna una idea de Schopenhauer, si hay mal en el mundo es porque hay mal en dios, dios debe ser una dualidad en donde convergen el orden y el bien absolutos, y el caos y el mal absolutos. El mal, no obstante, no solo es destructivo en sí sino también autodestructivo, y esa parte de Dios se autodestruye. Excepto la santidad que hay en él, el Amor a Dios. La fe. Que está en el corazón de todas las cosas, y es la base de una nueva creación. Un nuevo inicio. Y de una nueva Madre.  



Cuando Lerer, el crítico de cine dice: “Ella, en la piel de Jennifer Lawrence, solo parece tener un deseo de realización personal: tener un hijo. Según Aronofsky, es obvio que para eso es que las mujeres existen en el mundo. Nada más que para sus hijos y su marido. Y, claro, para verse sexys en camisón…”  Se está refiriendo al Espíritu Santo, a la madre naturaleza y a la Virgen María. Que en realidad en la película, muy respetuosamente, jamás busca verse sexy como Eva (es decir, la mujer terrnal), es una interpretación totalmente fuera de lugar, un desatino.  

Cuando Bardem toma al bebé (al hijo de Dios) y lo entrega a sus seguidores (que lo sacrifican), en la sala de cine una persona del público a mi derecha dijo: Hijo de puta, pinche loco. Y por supuesto se refería a Dios Padre, que nos entregó a su hijo para el perdón de los pecados. Pero este pobre cristiano que increpaba sin saberlo a su propio Dios, deviene de la lectura literal. Y Dios, juzgado como un hombre ordinario en la película, parece un demente. Que ésta lectura literal venga de una persona ordinaria lo entiendo. Pero francamente no lo entiendo de la crítica dizque especializada.

Esta es mi interpretación de la idea rectora, isotopía o premisa de Madre. Aronofsky tiene una visión pesimista del destino del ser humano: terminará por destruir el mundo y destruirse a sí mismo. Dios por otra parte, que es todo bondad, intentará crear una versión más armoniosa de la creación en un ciclo sin fin. Donde lo único eterno y permanente es Dios y  el amor a Dios. Y el gran símbolo de este amor irracional, de fe, es precisamente la Madre, la fuente del amor más incondicional.

En conclusión: No digo que esta sea la interpretación correcta, y que yo posea la Verdad Universal. De hecho cualquier persona con mi formación llegará a  conclusiones parecidas. Por otro lado lo anterior es mi forma de entender la película.

Pero si establezcamos estos valores objetivos: el género de Madre es el de una pieza didáctica; por lo tanto los personajes no son individuos sino símbolos, y la lectura correcta de la película depende de entender correctamente los símbolos. La lectura literal de la película es errónea y conduce a disparates y conclusiones equivocadas; y es lo que hizo la mayoría de la crítica cinematográfica, pasar por encima, superficialmente. La estructura simbólica es muy evidente en la propia película de la cual no me he desapegado ni un fotograma para este análisis, aunque he contextualizado y tomado ideas de estudiosos de estas materias.

Si quiere entender correctamente Madre, entienda los símbolos para darle una nueva lectura a la película. Y ya de ahí, que cada quién saque sus propias conclusiones. Sobre si es buena o mala, ese ya es un juicio de valor legítimo de cada quién.

Luis F. Gallardo

04 Octubre 2017  

Trabajos citados

Welles, H. G. (1952). El destino del homo sapiens. México D.F. : Diana.



[1] Para explicar los complejos procesos históricos en los que se ha fundamentado la religión cristiana, he tomado como referencia este libro de H.G. Welles, el notable escritor de Ciencia Ficción, “El destino del homo sapiens”, porque en él hace una síntesis maravillosa histórico ritual teológica de cómo se conformó la religión cristiana a lo largo del tiempo, que no he leído en ningún otro autor. Además destacar que la película de Aranofsky también es un ensayo sobre el destino de la humanidad, y ahí se vinculan. Obviamente la visión de Welles es científica o trata de serlo, mientras que la de Aranofsky es teológica. La de ambos es pesimista.   
[2] Aranofksy ya había ensayado con la alegoría narrativa teológica en Noé (2014), donde por vía de un Stop Motion y efectos visuales, hace una equiparación bastante interesante entre evolución darwiniana y creación, que es a mi juicio lo único rescatable de la película.

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