jueves, 20 de abril de 2017

LADRONAS DE ALMAS

Ladronas de Almas

Este viernes se estrena “Ladronas de almas” de Juan Antonio de la Riva con 35 copias en gran parte del territorio nacional, película mexicana que se añade al prolífico corpus del cine de zombies mundial.  Si conocen el cine de Juan Antonio de la Riva sabrán que es garantía. Es la película que hay que ver para pasar un buen fin de semana o una buena sesión de cine.  



Mi experiencia con el cine de Juan Antonio de la Riva siempre ha sido de gratas sorpresas. En los años noventa Juan dirigió una película de TELEVICINE al mando de Chespirito “Elisa antes del fin del mundo” con guión de Paula Markovitch y el papel de su vida de Sherlyn González. Pues una película con buen ritmo, con escenas asombrosas (magnífico manejo de grúas en las escenas de  azotea, por ejemplo), con un final trágico: Sherlyn como actriz infantil pintaba para diva, estuvo genial en esta película. Fue un éxito de taquilla. Y sí era un proyecto de cine comercial, de TELEVICINE —o sea de Televisa— y sin embargo funcionaba muy bien. ¿Por qué? Porque Juan Antonio de la Riva, sea el proyecto que sea, siempre le da su toque: ¿Cuál es el toque de Juan? En este caso un buen retrato de la clase media chilanga, de sus espacios y atmósferas. Se sienten auténticas se traten de lo que se traten.



Aunque ese toque se siente más en sus proyectos personales “Vidas errantes” (1985); “Pueblo de Madera” (1989); “El Gavilán de la Sierra” (2002); “Erase una vez en Durango” (2010). La primera película que yo vi de Juan Antonio de la Riva se llama “Pueblo de Madera”, la obra maestra del cine mexicano de los años ochenta, y que para mí debe ocupar un lugar en el Top 10 del cine mexicano universal. Juan Antonio de la Riva como Juan Rulfo (de ese tamaño) tienen la peculiaridad de la voz regional, de una gran autenticidad en el discurso, en la pintura de costumbres pintada desde la entraña, desde la sangre, desde la raíz: sabor a tierra, a norte, a raigambre. Un cine honesto, fresco, sin tópicos, ambivalente, social… todo eso pero en el caso de Juan Antonio de la Riva, al mismo tiempo entretenido. En todas sus películas se pueden ver estos signos. Se puede sentir este retrato de un México fidedigno, honesto, con discursos bien tramados. 



“Ladronas de almas” tiene ese toque, pinta esos viejos cascos de hacienda mexicanos que abundan en el país. Una película bien dirigida y bien actuada, entretenida y con una tercia deliciosa de antiheroinas. Seguramente han oído hablar del antihéroe hasta la nausea. Pues las antiheroinas no son tan comunes, y aquí hay tres. Tres bellezas. Aunque ojo con Ana Sofía Durán, la más pequeña, la más bella y de muy buenas dotes histriónicas.  



Muy destacada actuación de Juan Angel Esparza, de Luis Gatica (que me sorprendió con su buen trabajo) y de Javier Escobar. Gran papel de Jorge Luis Moreno que se transforma totalmente para interpretar a un peculiar personaje albino.

En fin: la película funciona bastante bien como cine comercial de entretenimiento, con los rasgos del cine de Juan. En cuanto a su papel en el corpus del cine de zombies, también es peculiar pues explota la vena del zombie haitiano, poco trabajada. Aunque se cataloga en el cine de terror sabemos que no son películas de miedo, son películas para divertirse, relajarse y comer palomitas, con la metáfora siniestra usual: los zombies en realidad no son los muertos vivientes. Infinitamente superior a ese abominable monumento al tedio llamado “Halley” (Hofmann, 2012) que inexplicablemente muchos consideran de culto; “Ladronas de almas” si ofrece una buena dosis de coágulos sanguinolentos y sensuales dentelladas de carne humana.

Luis F. Gallardo León

20 de abril 2017

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