Ladronas de Almas
Este viernes se estrena “Ladronas
de almas” de Juan Antonio de la Riva con 35 copias en gran parte del territorio
nacional, película mexicana que se añade al prolífico corpus del cine de zombies mundial. Si conocen el cine de Juan Antonio de la Riva sabrán
que es garantía. Es la película que hay que ver para pasar un buen fin de
semana o una buena sesión de cine.
Mi experiencia con el cine de
Juan Antonio de la Riva siempre ha sido de gratas sorpresas. En los años
noventa Juan dirigió una película de TELEVICINE al mando de Chespirito “Elisa
antes del fin del mundo” con guión de Paula Markovitch y el papel de su vida de
Sherlyn González. Pues una película con buen ritmo, con escenas asombrosas (magnífico
manejo de grúas en las escenas de azotea,
por ejemplo), con un final trágico: Sherlyn como actriz infantil pintaba para
diva, estuvo genial en esta película. Fue un éxito de taquilla. Y sí era un
proyecto de cine comercial, de TELEVICINE —o sea de Televisa— y sin embargo
funcionaba muy bien. ¿Por qué? Porque Juan Antonio de la Riva, sea el proyecto
que sea, siempre le da su toque: ¿Cuál es el toque de Juan? En este caso un
buen retrato de la clase media chilanga, de sus espacios y atmósferas. Se
sienten auténticas se traten de lo que se traten.
Aunque ese toque se siente más en
sus proyectos personales “Vidas errantes” (1985); “Pueblo de Madera” (1989); “El
Gavilán de la Sierra” (2002); “Erase una vez en Durango” (2010). La primera
película que yo vi de Juan Antonio de la Riva se llama “Pueblo de Madera”, la
obra maestra del cine mexicano de los años ochenta, y que para mí debe ocupar
un lugar en el Top 10 del cine mexicano universal. Juan Antonio de la Riva como
Juan Rulfo (de ese tamaño) tienen la peculiaridad de la voz regional, de una
gran autenticidad en el discurso, en la pintura de costumbres pintada desde la
entraña, desde la sangre, desde la raíz: sabor a tierra, a norte, a raigambre.
Un cine honesto, fresco, sin tópicos, ambivalente, social… todo eso pero en el
caso de Juan Antonio de la Riva, al mismo tiempo entretenido. En todas sus
películas se pueden ver estos signos. Se puede sentir este retrato de un México
fidedigno, honesto, con discursos bien tramados.
“Ladronas de almas” tiene ese
toque, pinta esos viejos cascos de hacienda mexicanos que abundan en el país. Una
película bien dirigida y bien actuada, entretenida y con una tercia deliciosa
de antiheroinas. Seguramente han oído
hablar del antihéroe hasta la nausea.
Pues las antiheroinas no son tan
comunes, y aquí hay tres. Tres bellezas. Aunque ojo con Ana Sofía Durán, la más
pequeña, la más bella y de muy buenas dotes histriónicas.
Muy destacada actuación de Juan Angel Esparza,
de Luis Gatica (que me sorprendió con su buen trabajo) y de Javier Escobar. Gran
papel de Jorge Luis Moreno que se transforma totalmente para interpretar a un
peculiar personaje albino.
En fin: la película funciona
bastante bien como cine comercial de entretenimiento, con los rasgos del cine
de Juan. En cuanto a su papel en el corpus del cine de zombies, también es peculiar pues explota la vena del zombie haitiano, poco trabajada. Aunque
se cataloga en el cine de terror sabemos que no son películas de miedo, son
películas para divertirse, relajarse y comer palomitas, con la metáfora
siniestra usual: los zombies en realidad
no son los muertos vivientes. Infinitamente superior a ese abominable monumento
al tedio llamado “Halley” (Hofmann, 2012) que inexplicablemente muchos consideran de culto; “Ladronas
de almas” si ofrece una buena dosis de coágulos sanguinolentos y sensuales
dentelladas de carne humana.
Luis F. Gallardo León
20 de abril 2017
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