Poltergeist, Tobe Hooper y el
terror colonial
Luis F. Gallardo
03 de Julio de 2015
Cuando Cristóbal Colón descubrió
que ‘descubrió’ América, no considero jamás que ya había sido ‘descubierta’ por
millones de personas que la habitaban de esquina a esquina. Los europeos
pavimentaron sus colonias americanas sobre la carne y la sangre de millones de
indígenas americanos. La historia de esta colonización es bastante sanguinaria
y si se mira al trasluz de la nueva cultura de los derechos humanos es
sencillamente una historia de terror.
Pero probablemente ninguna
historia colonia fue tan brutal y enfermiza como la norteamericana. Para
muestra un botón. En 1886, al mando del 7º Regimiento de Caballería el demente
teniente coronel George Armstrong Custer atacó con una tropa de 700 soldados un
pueblo conformado por ancianos, mujeres y niños de tribus indígenas Sioux y
Cheyenne, a orillas del Río Rojo o Wishita, masacrando militarmente a más de
trescientas personas indefensas. Esta
epopeya etnocida se narra críticamente en la obra maestra de Arthur Penn, Little Big Man (1970).
Al final del camino los colonos
norteamericanos invadieron las tierras sagradas indias para construir sobre
ellas McDonalds y Walmarts. Esa deuda histórica pesa sobre la conciencia del
norteamericano promedio. Pero tampoco le quita el sueño.
Ese es el gran tema de Poltergeist, pieza clásica del cine de
terror del legendario director Tobe Hooper. Un maestro del lenguaje y del estilo
cinematográfico. Es el director de la película más perturbadora del género “The
Texas Chain Saw Massacre” (1974), una verdadera obra maestra no sólo del terror
sino de la historia del cine.
Como director Hopper introdujo el
atavismo en el medio cinematográfico.
El atavismo era un recurso inusual en el cine norteamericano aunque muy explotado por la literatura fantástica. El
gran escritor Phillip K. Dick se refiere a su utilización del atavismo de la
siguiente manera:
“(…)la paranoia es un sentido atávico. Es un sentido
persistente, que tuvimos hace mucho tiempo, cuando éramos, o nuestros
antepasados eran, muy vulnerables a los depredadores, y este sentido les
advertía de que estaban siendo observados. Y eran observados por algo que,
probablemente, iba a atacarles… Mis personajes poseen a menudo este sentido.
Pero lo que en realidad he hecho ha sido transformar su sociedad en atávica.
Aunque situada en el futuro, viven en muchos sentidos… Sus vidas poseen algo de
retrógrado. Viven como nuestros antepasados. Es decir, tanto las maquinarias
como los escenarios son futuristas, pero las situaciones provienen del pasado.”
(Dick, 1991:11)
Hooper en “The Texas Chain Saw
Massacre” nos presenta una familia de costumbres caníbales donde todas las
actividades tienen una connotación ritual arcaica en un contexto moderno.
La genialidad de “Poltergaist” es la manera en que trenzó
en una historia de casa embrujada,
bastante ordinaria —un lugar común— el sentimiento atávico, arcaico, del crimen
histórico del etnocidio en la conciencia de una familia burguesa idealizada. Es
la fábula de la buena conciencia americana perturbada por ese horrendo y oscuro
pasado atávico, que repentinamente se apodera de la realidad. Como una venganza
espiritual encarnada. La película se vuelve una crítica política y social
feroz, encriptada en una aparente historia de fantasmas, financiada por Steven
Spielberg.
Es notable la forma en que Hooper
crea esta idealizada familia americana que se siente muy segura de sí misma,
muy confortada bajo el sueño americano. Y luego como destruye esa falsa
seguridad, y la sumerge a un subsuelo de pesadilla que le recuerda al americano
conformista que su gran civilización está empedrada sobre el sufrimiento y el
dolor de muchos otros. Un fantasma que puede aparecer en cualquier momento.
Poltergeist (2015)
de Gil Kenan apuesta todo al CGI que Hollywood considera muy superior a los
efectos visuales de los años ochenta. Pero es la única apuesta. El resultado:
otra de terror prescindible. Otro remake fallido. Otra que sirve para revalorar
el genio del maestro tejano Tobe Hooper y de sus grandes obras maestras originales y socialmente críticas, y cripticas.
Libro citado
Dick, P. K. (1991). Cuentos completos 2: La segunda variedad. Barcelona: Ediciones Martinez Roca S.A. (Gran Super Ficcion).
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