Capitán Felipez o ‘no te metas con los
gringos’
OJO, ADVERTENCIA: SPOILER. En esta crítica HAY RESEÑA DE LA
PELÍCULA. Si no quieres conocer la trama de la misma, lee la crítica después de
ver la película.
Trato de recordar algún blockbuster norteamericano en el cuál no
aparezca la marina, el ejército, la CIA, el FBI, la policía local o regional
gringa, en la cuál no se exalte el poderío americano. Desde Jackie Chan dando
karatazos junto a un afro police man de L.A., hasta los
Transformers 1,2,3,4, (símbolo infinito) Batman Asciende, los Titanes del
Pacífico, Avatar, y un larguísimo etcétera. La metáfora del poderío y la
capacidad militar americana es avasallador. Yo si me lo creo.
Captain Phillips (2013) Paul Greengrass, carga con el lastre de la paranoica
ideología americana post september 11.
Un mundo donde –citando al señor Bosque- les cayó la noche.
Y cuándo despertaron el terrorismo estaba ahí. Un espejo de su
propia rapacidad. Como bien nos mostro Ken Loach http://bit.ly/1eTvNZD
La hiper –e hipster- paranoia
gringa ha propiciado una exuberante producción de discursos donde exploran su
miedo “al otro”, desde el narco –y naco- mexicano “Breaking Bad” et al, la
infiltración del islamismo radical “Homeland” (hoy día en su 3ª temporada, transformada
en vil telenovela de Televisa) et al, y ahora con “Captain Phillips” la miseria
africana (en representación de la miseria tercermundista mundial, México
incluido), en esa tarada percepción simplista, de que la pobreza propicia la
delincuencia. Cabe decir que Capitán Felipez es un melodrama bastante
convencional. De buenos y malos. De policías y ladrones.
Pero la película nos da una lección, más que sobrada de lo que
sucede cuando un pobre diablo, un Pito Pérez, un Smith, un nobody, un loser, un
raterillo de tercera, se mete con cualquier American Citizen. ¡Ay de nuestros
Policías Federales si hubieran despachado al más allá a los agentes gringos en
Tres Marías! De mínimo les hubieran mandado unos diez drones de comandos
dirigidos por La Roca y les hubieran dado unos toques en los destos… (eso, si
los educados y amables polis nacionales, no se los dieron de todos modos… nomás
de cale).
Es verdad, Capitán Felipez está basada en una historia real. Pero
la realidad es la realidad, y la narrativa es otro costal. La narrativa es
discurso. Y todo discurso es ideológico. Y aquí lo ideológico es muy chocante.
Capitán Felipes narra la historia del homónimo, un clasemediero de
Alabama, con esposa e hijos, quién dirige un carguero que lleva ayuda
humanitaria al Continente Negro. O sea, bondadosos gringos serán azotados por
la desgracia, como dicta el canon melodramático. Y la desgracia viene pintada
de NEGRO. Y sí, les caen encima cuatro piratas somalíes… o sea, negros. Aquí la
cuestión racial es ineludible. Desde siempre los gringos WASP han tenido en sus
pesadillas a una horda de negros salvajes emboscándolos para… ‘patearles’ sus blancos
traseros: desde la fundacional “El nacimiento de una nación” de Griffith, hasta
“El navegante” de Buster Keaton —donde la nave también es asaltada por una tribu
africana—, y un sinfín de películas donde el mal es NEGRO NEGRÍSIMO, casi como
el betún de chocolate.
Pues aquí se repite. Aquí los malos son también una horda de
negros. Y negros sucios, feos y malos, de malolandia —diría el Jairo—, contra
gringos güeros, grandotes, trabajadores y re bien alimentados. En fin.
Los
negros son malos hasta para el delito. Son piratas de tercera. Todo les sale
mal y terminan varados en un botecito con treinta mil dólares de botín y el
Capitán Felipez como rehén. Aquí se pudieron haber ahorrado una hora de
película porque uno ya sabe lo que les va a ocurrir a estos pobres pescadores somalíes.
Hasta el Capitán Felipez lo sabe. Cuando viene la caballería gringa… ni a donde
correr.
En esa hora de película, se narra a detalle toda la operación de
rescate de la marina gringa. Quién haya visto completa –por cierto una
verdadera hazaña librada contra el tedio y al aburrimiento- “La noche más
oscura” un plomo de Kathryn Bigelow, donde vemos una operación similar pero
durante DOS HORAS de película, que se sienten como DIEZ, —aunque a decir verdad
puede uno dormir entre escenas sin ninguna pérdida narrativa— ya sabe que los
gringos son Juan Camaney, “mascan chicle, bailan tango y tienen viejas de a
montón, tururú”.
Toda la gracia de ambas películas, su clímax (dramático, ok),
radica en la horrenda masacre del “otro”. En operaciones que hoy día llaman
“quirúrgicas” —una sangrona y terrible metáfora médica, que exalta la
eficiencia de un operativo sanguinario. Es verdaderamente terrorífico ver en “La
noche más oscura” como el ejercito yanqui invade una casa habitación,
aniquilando niños, señoras, viejitos y todo lo que vive y respira, a su “quirúrgico”
paso, sin el menor reparo moral. Y luego la celebración del deber cumplido, con
chelas y toda la cosa.
Por eso llora al final de la película el “Capitán Felipez”, porque
es algo horrendo. Y si bien la película se disfraza detrás de este mensaje de humanismo, para mí opera
más bien a otro nivel discursivo, como una obvia advertencia mundial. Reiterada
en un sinfín de películas. América locuta,
causa finita.
Si pudiéramos arrancarle el aspecto ideológico a la película, y
verla como un thriller ordinario de acción y suspenso, pasaría la prueba
palomera. Bien tramada, con una notable actuación de Tom Hanks, que siempre está
bien, heredero de las glorias de James Stewart, como ícono heroico de la clase
media americana, diríamos que pasa. Pero como no se puede… Queda en propaganda
imperialista, de poca monta. Ese Capitán Felipez.
P.D. 1 Solo para izquierdosos. Si alguien quisiera ver como se
filma una película antimilitarista, antiimperialista de verdad, sin medias
tintas, o dobles discursos, también basada en hechos reales, le sugiero “Against
the Wall”, un notable telefilme de John Frankenheimer sobre la masacre de Áttica
http://bit.ly/1bktXkv .
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