I hear the ruin of all space, shattered glass and
toppling masonry, and time one livid final flame. What’s left us then?
Ulysses
James Joyce
This is Earth. Not the eternal and only home of
mankind, but only a starting point of an infinite adventure.
The end of eternity
Isaac Asimov
1. El fin del mundo
Cuando hablamos del fin del mundo, no hablamos en
realidad del fin del “mundo”, —planeta tierra—
sino de nuestro propio fin (nuestro mundo humano). ¿Pero bastará
cualquier colisión cósmica, o cualquier catástrofe geológica para extinguirnos,
y terminar con el mundo? En realidad
somos duros de matar, como cucarachas
y ratas. Podemos imaginar la peor catástrofe pero difícilmente el homo sapiens será erradicado del
universo en el corto plazo.
En la realidad una extinción humana
súbita es altamente improbable, —no imposible ¡Maldición!— para que eso
ocurriera tendría que acontecer un evento cósmico o geológico insólito, por lo
tanto desconocido por la ciencia, algo que nos coja por sorpresa. Y si nos coge
desprevenidos pues… Ni hablar, no tendremos tiempo de lamentarnos. Y sí, es cierto,
algo así puede ocurrir en cualquier momento.
De hecho las extinciones masivas no son
raras en la historia de nuestro planeta. .
Hace 251 millones de años un cataclismo
desencadenó una serie de cambios radicales en nuestro planeta en un periodo tan
breve como puede ser un millón de años.
Un asteroide de tamaño considerable golpeó el
trasero de la tierra —la Antártida— formando un cráter de 500 kilómetros de
diámetro (la cuarta parte de México). La fuerza del impacto provocó un super
terremoto en todo el planeta, incluyendo tsunamis y cosas de esas. Pero la
consecuencia más radical fue que agrieto la tierra por todas partes. En aquel
entonces había solo un super continente llamado Pangea. El choque rompió las
placas tectónicas provocando el inicio de la separación de los continentes
actuales.
Cadenas volcánicas inmensas se
levantaron por todo el planeta. Por ejemplo en la antípoda del impacto, es
decir, en el ártico, en Siberia se levantó una verdadera muralla volcánica que
estuvo activa por varios miles de años, cubriendo de lava una extensión de 7
millones de kilómetros cuadrados.
La tierra se cubrió por completo con una
nube de dióxido de carbono que provocó un efecto invernadero, calentando la
tierra 5 grados por encima de su nivel normal.
Los océanos también se calentaron, lo
que provocó la liberación de los depósitos de hidrato de metano depositados en
la cuenca marina cerca de las costas.
Esto incrementó en 5 grados más la temperatura global de la tierra. Este
superverano permanente provocó la extinción de gran parte de la flora
submarina.
Al reducirse la vegetación oceánica el
oxígeno comenzó a escasear y proliferaron la bacterias anaerobias, este tipo de
bacteria producen sulfuro de hidrógeno. El agua del mar se saturó de sulfuro de
hidrógeno, hasta que este comenzó a evaporarse y llegó a la atmósfera. Es un
gas altamente tóxico para casi todos los seres vivos, pero esto no es lo peor,
sino que destruyó la capa de ozono, permitiendo que la radiación ultravioleta
penetrara a la tierra.
Todo esto ocurrió en un millón de años.
La consecuencia: desaparecieron el 90 por ciento de las especies marinas, y el
70 por ciento de los vertebrados terrestres. Es la extinción masiva más impactante
en la historia de nuestro planeta, la extinción del Pérmico-Triasico. Algo así
como el apocalipsis maya, solo que hace 251 millones de años.
Este tipo de fenómenos se han presentado
en nuestro planeta cada 100 o 200 millones de años. Hoy día la tierra no está
exenta de sufrir nuevos cataclismos cósmicos.
La tierra tiene una edad de 4500
millones de años, y tendrá vida como roca galáctica hasta la vejez del sol,
cuando inicie su proceso de deterioro y se transforme en una gigante roja,
dentro de unos ocho mil millones de años. La pregunta es si el ser humano estará ahí
todavía para verlo. Le aseguro apreciado lector que ni nosotros, ni nuestros
hijos, ni nuestros nietos, estarán ahí. ¿Pero habrá algún hombre vivo todavía? Teóricamente
sí.
El ser humano tiene el futuro en sus
manos. Pero es muy improbable.
2.
El
fin de la humanidad
Primero, la humanidad debe sobrevivir a
su autodestrucción. De todos los problemas que enfrenta, el más grave tiene que
ver con los franceses, la cigüeña, y el 10 de mayo. La especie humana padece un
fenómeno ecológico conocido como sobrepoblación con todas sus implicaciones:
agotamiento de los recursos disponibles, hacinamiento, stress e incremento de
la agresividad y la violencia, desigualdad en el acceso a los recursos
disponibles —comen primero los más fuertes y los más agresivos—, etcétera.
En nuestra era global la tierra ya
parece muy pequeña e insuficiente para la especie. Esto hace que busquemos
nuevos territorios. Pero no es una mera cuestión de espacio geográfico. La
tierra todavía posee suficiente espacio
interior, en océanos y subsuelos, donde puede meter más gente. El asunto es
que hemos llegado a un punto crítico en el cuál —y esto se irá agravando en los
próximos 100 años— los recursos comenzarán a resultar cada vez más
insuficientes (pero no para todos, “ahí esta el detalle”, diría Cantinflas, los
más ‘fuertes’ y ‘agresivos’ comen primero).
No solo necesitamos más espacio, sino
también más recursos —recursos que ya no hay. Una solución al problema de los
recursos sería aprovechar mejor los recursos disponibles. Pero esto implica una
transformación cultural y tecnológica que a nivel global nos puede tomar todo
este siglo. La humanidad está avanzando en este sentido, pero no con la
velocidad deseable (aunque quizá sí suficiente).
Por otro lado, la humanidad ha
propiciado un cambio climático que parece irreversible. Cuando un fenómeno
natural afecta al clima, no hay un switch de apagado que detenga los cambios
propiciados. La historia geológica nos demuestra que muy pequeñas variables
pueden producir cambios a gran escala, con consecuencias catastróficas para las
especies. Posiblemente estemos al comienzo de uno de estos cambios.
Cuando el clima y la insuficiencia de
recursos afecten a grandes zonas del planeta, a naciones y continentes enteros:
habrá también algunas zonas con recursos limitados y condiciones climáticas
aceptables (México, con grandes selvas y recursos acuíferos enormes, tiene
alguna chanza). La competencia por esas zonas puede conducir a guerras
devastadoras de escala mundial y de pronóstico reservado.
En cualquiera de estos escenarios el
futuro de la humanidad no es el más promisorio.
Si la humanidad encuentra soluciones a
todos estos problemas —cosa que puede ocurrir a tiempo— al menos podrá seguir
imaginando y construyendo un futuro.
Me gusta este:
Hombre eternos; nómadas del espacio; viajando en planetas artificiales por todas las
galaxias conocidas y conocibles; hasta el final del universo.
Como lo imagino Isaac Asimov en su libro
“Civilizaciones Extraterrestres” en 1979.
“En esta forma, la humanidad no sería ya una criatura de la Tierra o del sistema solar, sino que pertenecería a todo el Universo, vagando hacia afuera, siempre hacia afuera, formando una gran variedad de especies relacionadas entre sí, hasta que el Universo llegara a un fin enormemente lento, por alguna ruta, y ya no pudiera sustentar vida en ninguna parte.”
Pero si el Universo no tuviera fin. La humanidad sería infinita. ¡Es una posibilidad que me encanta imaginar!
“En esta forma, la humanidad no sería ya una criatura de la Tierra o del sistema solar, sino que pertenecería a todo el Universo, vagando hacia afuera, siempre hacia afuera, formando una gran variedad de especies relacionadas entre sí, hasta que el Universo llegara a un fin enormemente lento, por alguna ruta, y ya no pudiera sustentar vida en ninguna parte.”
Pero si el Universo no tuviera fin. La humanidad sería infinita. ¡Es una posibilidad que me encanta imaginar!
Luis F. Gallardo
08 de Marzo de 2012
PARA SABER MÁS
La
sobrepoblación
Isaac Asimov – La Metáfora del cuarto de
baño. Entrevista.
Consecuencias de la sobrepoblación.
¿El Calentamiento Global es una
verdadera amenaza para la humanidad?
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